CAPÍTULO 42

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El mayor se quedó congelado por varios segundos, no sabía qué hacer y mucho menos decir, ni siquiera supo cómo reaccionar ante aquellas palabras.

— ¿Sorprendido?— susurró el azabache, mirándolo seriamente mientras se daba la vuelta, dispuesto a marcharse hacia la casa.

— Pero— el contrario pestañeó varias veces, confundido por lo que acababa de ocurrir.

— ¿Qué? ¿No me habías reconocido, Yoonie? Lo sé, he cambiado bastante desde la última vez— sonrió divertido, retirando su cabello hacia atrás— Ah, y otra cosa— se dió la vuelta, mirándolo de forma frívola— Ni una sola palabra— pronunció con un tono más grave y tenso de lo normal.

— No se lo diré, pero no por ti— murmuró Yoongi enfurecido—  Me callaré porque no quiero que ella se desanime. Si se entera de que su ex novio no le ha revelado su identidad, pensará que no confías en ella— y algo avergonzado, susurró lo siguiente— No quiero que deje de sonreír, porque su sonrisa es lo más bonito que mis ojos han visto y es lo único que me hace feliz.

— Por eso se lo diré yo mismo— lo miró algo entristecido— No quiero que deje de confiar en mí, simplemente tengo miedo a que me odie— el menor miró al suelo con cierta tristeza— Ella lo significa todo para mí, no quiero perderla.

— ¿Vamos?— grité desde la puerta al ver como los dos chicos se quedaban allí parados, hablando de vete tú a saber qué.

— Eh... ¡Sí!— respondió el más alto, quién corrió hacia mí mientras sonreía de aquella forma tan característica de siempre.

— Sí, sí— suspiró el contrario, caminando pesadamente detrás del azabache.

— Yoongi no hace falta que vengas, puedes irte ya. Vamos a estudiar arte, no creo que te interese— reí levemente mientras el chico de oscuras hebras y linda sonrisa entraba en casa, dejando las cosas con cuidado sobre la mesa.

— ¿Quieres que me vaya?— preguntó Yoongi con una expresión algo más desanimada.

— Me da igual. Ya te he dicho que solo vamos a estudiar. A no ser que tú también quieras— hice una pequeña mueca llena de confusión, aún aguantando la puerta.

— Me iré a casa entonces— concluyó no muy seguro de sus palabras, otorgándome un corto abrazo antes de irse hacia su auto.

— Nos vemos— me despedí una vez más, sacudiendo mi mano de un lado a otro en su dirección.

— Esto...— susurró el chico desde dentro de la casa, notándose cierto nerviosismo en su voz.

Yo estaba apoyada en el marco de la puerta, mirando como Yoongi se marchaba. Finalmente, me giré con una sonrisa en mis labios, dirigiendo mi atención al chico.

— ¿Qué pa...— mi rostro se tornó se tornó de un color blanco marfil al ver el pequeño destrozo que creó el chico.

Al parecer, el azabache tiró accidentalmente uno de los jarrones que tenía como decoración en el salón, esparciendo miles y diminutos trozos de éste por todo el piso.

— Lo siento, puse la mochila sobre la mesa y— me miró apenado, arrodillándose en el suelo de inmediato.

— No pasa nada, tranquilo— retiré la mochila de mis hombros, agachándome para recoger los pequeños trozos de cerámica esparcidos por el suelo junto al azabache.

— Yo no quería— el susodicho intentó ayudarme mientras se excusaba, pero eso provocó que me cortara levemente.

— ¡Ah!— exclamé con sorpresa, agarrando mi mano con fuerza mientras veía la sangre esparcirse por la palma de ésta.

Blood Tears | BTS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora