CAPÍTULO 84

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— ¿De verdad hizo eso?— intenté no llamar la atención del resto de clientes con la risa que se me escapaba.

— Te lo prometo— suspiró con cierta gracia— Hoseok puede ser más duro de lo que parece. Cuando se trata de algo tan importante para él, como lo es el baile, se lo toma muy en serio— asintió, llevándose la última cucharada del plato a la boca.

Hacía un buen rato que llegamos. Estuvimos toda una hora entretenidos entre conversación y conversación. La cena se había vuelto tan cómoda que podría pasar allí horas, hablando con él, sin cansarme.

— ¿Van a tomar postre?— nos interrumpió el camarero, sosteniendo ambos platos vacíos sobre su brazo.

— Yo no quiero nada, ¿qué hay de ti, te apetece algo?— contestó el azabache, acabándose el vino que aún quedaba en su copa.

— Mhm... No me viene nada en gana— negué amablemente mientras volvía a echarle un ojo a la carta de postres.

— Que sea la cuenta entonces— se adelantó Jungkook, a lo que el camarero asintió y se retiró.

— Hablando de Hoseok, si se me permite llamarlo por su nombre, ¿qué tal con los ensayos?— decidí retomar la conversación, apoyándome sobre mis manos.

— El trabajo que ha realizado y el tiempo que le ha dedicado a cada detalle de la coreografía son dignos de admirar, es increíble— sonrió con cierta tristeza, así que lo miré dudosa, a lo que captó enseguida y prosiguió— Pero creo que no me estoy esforzando lo suficiente, siento que debería hacerlo mejor— suspiró— No quiero defraudar al público, mucho menos a Hobie hyung...— se encogió de hombros y jugó con las mangas de su camisa con nerviosismo.

— Jungkook, te conozco lo suficiente como para saber que estarás haciéndolo más que genial— tomé una pausa para agradecer al camarero, que había dejado la cuenta sobre la mesa antes de volver a irse— Así que no te preocupes tanto por eso, da lo mejor de ti, pero sin presionarte ni hacer sobreesfuerzos. Lo importante es que disfrutes con ello, no que intentes buscar esa perfección que ni tan solo existe— le dediqué una gran sonrisa, a lo que él me miró, ya ruborizado, y me la devolvió con algo de vergüenza.

— ¿Por qué eres tan...?— mordió su labio inferior, avergonzado por sus propias palabras, pero frustrado al mismo tiempo por no encontrar una única palabra para describirme en aquel momento.

— ¿Tan?— reí, sacando la cartera de mi bolso.

— No, no, ni se te ocurra— negó rotundamente, agarrando mi muñeca sin ejercer demasiada presión— Esta vez invito yo— sacó su tarjeta de crédito y la dejó sobre la bandejita, esperando a que trajeran el datáfono.

— Oh, venga, dejémoslo a medias, es lo más justo— saqué un par de billetes, mostrando iniciativa por pagar.

Intenté convencerlo antes de que el chico volviera, pero por más que le insistí, no hubo manera. Jungkook siempre había sido y siempre sería igual de terco.

Unos minutos después, el mencionado se encontraba pasando su tarjeta por dicho aparato. El joven le dio la copia y, finalmente, nos levantamos para irnos del local.

— A la próxima invito yo, acuérdate— me puse la chaqueta y me preparé para recibir ese gélido y seco viento que nos golpeó nada más salir del restaurante.

— A lo mejor se me olvida— sonrió inocentemente, mirándome de soslayo.

Me encontraba casi tiritando ya que el abrigo que había escogido no era lo suficientemente grueso como para combatir con ese casi invernal frío.

— ¿Tienes frío?— añadió segundos después, olvidándose de aquello otro de lo que estábamos hablando segundos antes.

— ¿Qué? No, no— negué a pesar de que no fuera verdad, no queriendo causar más molestias.

Blood Tears | BTS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora