CAPÍTULO 11

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— Tenemos cosas pendientes— Jimin le dio un ligero golpe a Jungkook en la cabeza, haciéndolo reaccionar.

— Sí— asintió el menor sin muchas ganas, haciendo una pequeña mueca—  T/N, será mejor que cierres los ojos— me miró atentamente, esperando a que le hiciera caso.

— Vale— no entendía el por qué, pero lo hice, cerré mis ojos con lentitud, sintiendo mi corazón acelerarse una vez más.

En cuestión de segundos un viento fuerte movía mi pelo. Ahora entendía porqué tenía que cerrar los ojos. Jungkook estaba corriendo conmigo en brazos en dirección a la casa. Juraría que habíamos llegado en un abrir y cerrar de ojos.

— Corres muy rápido, Jungkook.

Parpadeé un par de veces antes de posar mi mirada sobre la del chico, quien me seguía mirando de esa forma tan dulce e hipnótica.

— ¡Gracias! Soy el más rápido entre mis hermanos— me sonrió algo avergonzado, aún manteniéndome entre sus brazos.

Dios, esa sonrisa era tan preciosa, parecía un adorable conejito, aunque él era un chico fuerte y seguro de sí mismo, el cual te dejaría en el suelo en apenas segundos si lo hacías enfadar.

— Ya me he dado cuenta— reí mientras el azabache me dejaba en el suelo con delicadeza.

El resto del día transcurrió como de costumbre, o al menos para mis hermanastros, ya que yo no pude parar de pensar en Yoongi, estaba muy preocupada.

¿Y si le había pasado algo? ¿Y si se perdió? A lo mejor... esos lobos. Cerré mis ojos con fuerza y sacudí mi cabeza, regañándome mentalmente por pensar en esas desgracias.

A las nueve Jin me llamó para cenar. Y yo seguía sin entender por qué ellos no comían conmigo, a lo mejor se sentían incómodos, quizás por una religión, costumbre o condición médica, pero en ese momento no le di demasiada importancia, lo dejé pasar sin más.

— Estaba todo muy bueno, Jin.

Gracias, T/N— me sonrió, retirando la mesa junto a mí.

Me dispuse a subir a mi habitación una vez más, donde estuve todo el día, pensando en si Yoongi volvería o no, pero alguien me tomó de la cintura mientras cruzaba por el pasillo.

— Ey... ¿Estás bien?— me susurró Jungkook, dejando nuestros rostros a escasos centímetros, acariciando mi pómulo con pequeñas caricias.

Estábamos solos en el pasillo, pero el ambiente no era tenso, era cálido y agradable. Jeon ahora acariciaba con cuidado mi cintura con sus suaves y finos dedos, mientras yo lo miraba con timidez, dibujando una pequeña sonrisa sobre mis labios.

— Sí— desvié mi mirada de forma nerviosa cuando sentí como los ojos del chico se clavaban sobre los míos— Sólo estoy preocupada por Yoongi— susurré, dejando salir un leve suspiro.

No te preocupes tanto— volvió a acariciar mi ardiente mejilla, haciendo que me sonrojara aún más— Volverá pronto, ya lo verás. Lo conozco demasiado bien.

— Sí, eso espero— sonreí, nerviosa pero reconfortante y segura entre sus brazos.

— No pasa nada. Ya te dejo, no quiero que explotes— pronunció éste entre risitas, dejando ver esos dientes de conejito.

Blood Tears | BTS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora