CAPÍTULO 71

455 49 2
                                    

|•|

— ¿Hay algo?— pregunté en un susurro cuando éste ya estaba frente a la puerta de la cocina.

Algo no, pero sí alguien— frunció su ceño, mirando a la nada mientras sus manos se convertían en dos puños.

— Eh... Yoongi, no hay nadie.

Susurré, inspeccionando la cocina una y otra vez, sin lograr ver nada fuera de lo común, aparte de un par de utensilios en el suelo, posiblemente se abrían caído sin más y eso fue lo que provocó el extraño sonido de antes.

|•|

— Venga, deja de jugar de esta manera. ¿Te parece maduro seguir a dos personas e invadir su privacidad?— murmuró, apretando ambas manos en forma de puño mientras miraba a un punto fijo en la cocina.

— ¿Yoongi, te encuentras bien?— susurré preocupada por el mayor, quien no hacía más que hablar solo— Puedo llamar al doctor si lo prefieres...

— ¿¡Se puede saber de qué demonios te ríes ahora, bastardo!?— enfureció de tal manera que sus ojos se tornaron de un amarillo color oro, la primera fase que indicaba la transformación de humano a vampiro.

— Yoongi, explícame qué está pasando— fruncí mi ceño, agarrando su brazo para pedirle algo de atención.

— En vez de explicarlo... ¿por qué no lo ves por ti misma?— agarró el bol de harina que anteriormente tenía preparado sobre la encimera y extendió el contenido hacia adelante.

Se dejó ver la silueta de una persona rociada por tal producto. Mis ojos se abrieron con rapidez ante la sorpresa, dirigiendo mi mirada hacia Yoongi, quien sólo gruñía mientras sus pasos se aceleraban hacia la persona invisible.

— ¿Qué? ¿Te sientes satisfecho ahora, Jimin?— pronunció, dando pequeños toques sobre el hombro del mencionado.

— ¿¡Jimin!?— grité atónita, caminando a paso lento hacia dicho ser.

— Se ve que nuestro querido amigo, nos ha estado observando durante todo el día. Él es el causante de todos los molestos ruidos que pudimos oir y de las tantas interrupciones que hemos tenido durante el día de hoy— el pelinegro sonrió de forma maliciosa, para luego volver a mirar seriamente al chico cubierto de harina, quien ya había vuelto a su forma normal y se había dejado ver al completo— Y después de eso, se ha estado riendo a nuestras espaldas al ver como nuestro encuentro se estropeaba cada vez más, ¿no es así, Jimin-ssi?— rió nuevamente, dando un empujón a ambos hombros del susodicho y usando ese nombre con sarcasmo.

— No me llames así— habló por primera vez, sacudiendo la harina de sus hombros— Sabes que no tolero que me llamen de tal manera— fulminó al chico de mirada gatuna.

A no ser que sea Jungkookie, ¿cierto?— se burló el mayor, sabiendo que Jimin gustaba del pequeño desde hacía un par de meses, pues su comportamiento hasta ahora con el dongsaeng había sido algo más cercano de lo normal— Y de T/N también, ¿no es así? Que casualidad.

— Imbécil...— murmuró, apretando con fuerza sus dientes para no dirigir su puño directamente al rostro de su hyung.

— Yoongi, creo que ya fue suficiente. Déjalo— agarré el hombro del nombrado, empujándolo con suavidad hacia atrás para poder alejarlo del contrario.

— ¿Te vas a poner de su parte?— su tono era furioso, pero para nada elevado, sabía cómo controlar el volumen de su voz.

— Yoonie, no te enfades por estas cosas. No estoy de parte de nadie— suspiré, dirigiendo mi mirada al suelo al sentirme algo intimidada por su parte.

— Ahora mismo no me agrada ese apelativo— se alejó, escupiendo aquellas palabras con tono frívolo— Y no estoy enfadado, estoy decepcionado. No puedo creer que defiendas a este idiota después de todo lo que ha hecho hoy, me parece... penoso— susurró aquella última palabra, abriendo la puerta de su casa con lentitud.

— Yoongi-hyung— intentó dialogar el menor de ambos.

— ¡Fuera!— contestó.

Su mirada era intensa, fría como el hielo pero a la vez ardiente como el fuego, así como el color que portaban sus profundos ojos, que permanecían entrecerrados a causa de su ceño fruncido, dejando ver una terrorífica expresión en él.

Sin añadir una palabra más, ambos caminamos hacia el mayor, saliendo de la casa, permaneciendo cabizbajos y sin querer cruzar la intensa mirada de éste.

Cuando Yoongi se enfada, realmente da miedo.

— Déjalo, es imposible discutir con él en este momento. Se le pasará dentro de un par de días, ya verás— suspiró Jimin, mirando hacia la blanca puerta que cubría la lujosa casa— Te invito a un café— pronunció un par de segundos después, dedicándome una dulce y cálida sonrisa por su parte.

— No es necesario, Jimin— le devolví el gesto, dejando que mis mejillas se tiñieran de un ligero color rosado.

— Lo es— se dió media vuelta, colocándose su casco color blanco marfil, para luego subir a su nueva moto— ¿Vamos?— me extendió su otro casco de repuesto, el cual acepté un par de segundos, después de pensarlo un par de veces.

Estuvimos varios minutos en silencio, aunque la verdad, tampoco se podía hablar demasiado mientras Jimin conducía, sin dejar a un lado el estruendoso sonido que hacían los coches al pasar por nuestro lado. Fue tanta mi sorpresa todas aquellas veces que un vehículo pasaba por nuestro costado que no me quedaba otra que agarrar con fuerza el abdomen del rubio, rezando por no ser aplastada por la persona que conducía el auto de nuestra derecha.

— Ya hemos llegado, chica valiente— rió, dejando el casco a un lado para luego soltar una pequeña risita.

Retiré mis manos totalmente avergonzada, no sabía si era por el hecho de que estaba agarrando a Jimin con fuerza o por el comentario que éste mismo hizo anteriormente. La cuestión es que sentía mis mejillas arder, tanto, que me daba vergüenza retirar el casco de mi cabeza, pues de esa manera podría verse mi rojo rostro, lo que me haría sentir peor.

— ¿Piensas entrar con eso puesto?— carcajeó, levantando la fina capa de cristal que el casco traía como protección.

— Yo... No, no. Perdón, Jimin-ssi— hice una leve reverencia, retirándolo de mi cabeza para luego dejarlo sobre el asiento de la moto— Vamos.

Sonreí, intentando verme lo más relajada posible, cosa que creo que funcionó, pues el mayor simplemente asintió y me siguió hasta entrar en el local.

Adorable— susurró, dedicándome una dulce sonrisita.

Acto que yo ni siquiera noté, estaba demasiado ocupada buscando un sitio donde sentarnos sin sentirnos acorralados por los muchos clientes que se encontraban allí de pie, admirando la actuación de un bello chico sobre el pequeño escenario de la cafetería.

Blood Tears | BTS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora