CAPÍTULO 32

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Pov. Yoongi

Al día siguiente me desperté por el estruendoso ruido del despertador. Abrí los ojos, en busca de calor por parte del cuerpo de T/N y para mi sorpresa, la chica no se encontraba a mi lado.

Me preocupé bastante en un principio, por lo que bajé corriendo por las escaleras. Gracias a Dios, me sentí realmente aliviando cuando la vi preparando un té con normalidad.

— Oh, ya te has despertado. Buenos días— me sonrió dulcemente, soplando su taza para deshacerse del humo que ésta desprendía.

— Buenos días. Me habías asustado, pensé que te había pasado algo— puse la mano derecha sobre mi pecho, soltando un leve suspiro lleno de alivio.

— No, no— rió— Estoy perfectamente. Solo un poco mareada, pero nada grave— dejó el té a un lado y empezó a preparar un café con leche— ¿Con o sin azúcar?— preguntó, desviando la mirada hacía mí.

— ¿Es para mí?— susurré, sintiendo mi corazón deshacerse ante la ternura que la chica irradiaba.

— Claro— volvió a reír mientras metía la taza en el microondas— Habría preparado tu expreso de todas las mañanas, pero creí que te vendría bien algo de leche en el café.

No hacía falta. Debería ser yo quien tendría que hacer eso— renegué, dirigiéndome hacia ella— Tú te encuentras mal, así que ya puedes poner tu culo en ese sofá— refunfuñé, señalando dicho mueble mientras fruncía mi ceño ligeramente.

— Min Yoongi, me encanta tu forma de ser— rodó los ojos con gracia y siguió riendo mientras preparaba el café, haciendo oídos sordos a mis palabras.

— ¿Te encanto?— susurré casi para mí mismo, sintiendo mis mejillas arder casi al instante de pronunciar dichas palabras en voz baja.

Pensar en que esas palabras podrían llegar a ser pronunciadas por su persona me provocaba tal sentimiento de lujuria que me resultaba indescriptible.

— ¿Eh?— me miró confundida, por suerte no logró oír lo mencionado.

— No, no, nada. Decía que me tengo que ir pronto a trabajar— me excusé rápidamente, agarrando la taza de café para así darle un pequeño sorbo.

— Está bien. Yo iré a la universidad dentro de poco.

— Ni se te ocurra. Tú te quedas aquí— negué rotundamente, mirándola desafiante mientras volvía a beber de mi taza.

— ¿Qué? ¿Por qué? No es justo— se cruzó de brazos, haciendo ese tierno y adorable puchero que me tentaba cada jodida vez que se atrevía a hacerlo.

— No estás en condiciones para ir— acabé mi café y lo dejé en el lavaplatos, cruzándome de brazos frente a ella.

— Pero— susurró, queriendo rechistar antes de ser interrumpida por mi profunda voz.

— Voy a vestirme, ahora vengo— subí las escaleras y al llegar a la habitación me tiré a la cama, gritando contra la almohada como una quinceañera con problemas amorosos.

Tras varios minutos así, decidí ponerme firme y vestirme de una vez, necesitaba concentrarme para ir al trabajo.

7:40 A.M

— Bueno, me voy. ¿Seguro que estarás bien?— hablé, ahora ya arreglado, colocando mi chaqueta para poder irme.

— ¡Sí, mamá!— rodó los ojos, suspirando con pesadez mientras se tiraba al sofá.

— Bien, pues ahora dale un beso a tu mamá, que se tiene que ir— sonreí lascivo, brindándole un divertido giño.

— Idiota— frunció el ceño, cruzándose de brazos con indignación.

Blood Tears | BTS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora