Un par de minutos después, Yoongi aparcó frente a un muy bonito local, demasiado sofisticado para mi gusto, pero tampoco muy exagerado.
Tenía los nervios a flor de piel, ya que había un chico con el ceño levemente fruncido frente a mí mientras yo bebía de mi refresco light, sintiéndome totalmente intimidada ante su fría mirada.
— Min-ah, trae el azúcar— oí al dependiente mandar al empleado, lo que provocó que mis ojos se abrirán como platos.
¡Mina! ¡Oh, dios! Estaba tan ocupada con mis estudios y tantas personas rodeándome que se me había pasado por completo.
La última vez que le pregunté a Jimin sobre ella me dijo que simplemente se encontraba mal y faltaría un par de días, pero eso ya era pasarse. Debía descubrir qué le había pasado a Mina y por qué no había rastro de ella.
— ¡Oye!, ¿me estás escuchando?— se quejó el mayor, chasqueando sus dedos frente a mi rostro.
Estuve tan centrada en mis propios pensamientos que no pude prestarle atención a Yoongi.
— ¿Te encuentras bien?— susurró, posando la palma de su mano sobre mi frente.
— Sólo estaba pensando en algo, no te preocupes— negué repetidas veces, retirando su mano de mi rostro para luego dejarla sobre la mesa.
— Sé que parece que no se me da muy bien esto de exteriorizar mis sentimientos o pensamientos...— confesó con cierta timidez, entrelazando mis dedos con los suyos mientras me miraba de forma preocupada y triste— Pero si necesitas cualquier cosa, sabes que puedes confiar en mí, T/N— terminó, dedicándome una linda y adorable sonrisa, la cual hizo derretir mi pobre corazoncito.
— Oh, Yoongi. Eso es precioso— susurré, sintiendo como mis mejillas se teñían de un ligero rosa clarito a la vez que admiraba el hermoso rostro del mayor.
— ¡No te pongas ñoña ahora!— se quejó éste entre tartamudeos, mirando hacia otro lado mientras sus mejillas volvían a teñirse de un rojo, esta vez más intenso.
— Oww, Yoonie— lo miré detenidamente, se veía tan adorable que por un momento olvidé todas mis preocupaciones.
Pero no tardaron en volver.
— Ahora dime, ¿qué ocurre?— murmuró, acariciando el dorso de mi mano con sumo cuidado.
— Estoy preocupada por Mina. No la vi desde su cita con el doctor, apenas era una revisión, sólo faltaría un solo día. Tiempo después quise saber sobre ella. No asistía a clases así que decidí preguntarle a Jimin, desesperada por algo de información. Sorprendentemente él me dijo que se encontraba mal y no vendría a clases durante un largo periodo, pero creo que ya pasó demasiado tiempo, ¿crees que se encontrará bien?— confesé, sintiendo mis ojos aguarse al recordar el rostro de mi única amiga.
Me sentía horrible, había sido una persona tan egoísta por haberme centrado sólo en mi vida y no por la de los demás, como la de Mina.
— Espera. ¿Has dicho Jimin?— sus gatunos ojos se abrieron como platos, quedando totalmente anonadado.
— Sí. ¿Todo bien?— pregunté yo esta vez al ver su exagerada reacción.
— No. Sí. Digo... Estoy seguro de que Mina se encontrará bien, aun así podemos contactar con sus padres, familiares e incluso si la cosa se pone demasiado fea, deberíamos llamar a la policía. Primero te tienes que informar correctamente, claro está. Sino consigues ninguna pista suya sería mejor denunciar su desaparición— explicó con un aire triste, pero seguro.
— Está, bien— susurré, asintiendo nerviosamente con la cabeza mientras sentía el tacto de Yoongi sobre mi mano. De alguna forma consiguió relajarme.
Mina no podía estar desaparecida, era imposible. Ella jamás se perdería, era una chica fuerte y segura, nunca se iría con ningún extraño, ni mucho menos. Aun así, la idea de que probablemente estuviera hospitalizada en todo caso, tampoco es que me aliviara demdiasado. Debía encontrarla.
Yoongi y yo pasamos el resto de la tarde en ese lugar. Ambos sacábamos conclusiones de lo que podría haber ocurrido, hasta que finalmente decidimos cambiar de tema cuando empecé a agobiarme con el asunto.
Estaba muy agradecida con él. Me había estado ayudando en todo momento. A pesar de su reservado comportamiento, Yoongi era una persona hermosa, con un gran corazón y una mente brillante.
— Ya hemos llegado— me susurró, meciendo mi cuerpo de un lado a otro sobre el asiento de copiloto, donde yo me había quedado dormida en esos pocos minutos de trayecto hacia mi casa.
— ¿Mhm?— abrí mis ojos con dificultad, volviendo a acostumbrarme a la tenue luz de la noche— Muchas gracias, Yoongi— sonreí, desabrochando mi cinturón con pereza.
— ¿Nos vemos mañana?— sugirió, ayudándome a desatar éste mismo, a lo que yo asentí tímidamente y me bajé del vehículo.
— Eres genial, Yoonie— pronuncié finalmente, dejando un pequeño beso sobre su mejilla para más tarde correr en dirección hacia mi departamento.
Me giré durante un par de segundos, admirando el bello rostro del muchacho, ahora completamente rojo y con una pequeña sonrisita sobre sus labios.
— ‹Se sonroja nada más besar su mejilla pero cuando es él quién toma las riendas se siente demasiado confiado. No hay quien lo entienda›— pensé para mí misma ente risas, cerrando la puerta de mi apartamento mientras me deshacía de mis pesadas prendas.
Al cabo de unos minutos me di una ducha, procesando toda la información que conseguí recolectar gracias a Yoongi y su gran ingenio.
Después de haberme vestido con el primer pijama que encontré marqué el número de Jimin en la agenda de mi teléfono, esperando a que éste contestara mientras mi ramen instantáneo acababa de hacerse. Pero para mi mala suerte el chico no contestó, es más, hacía ya un par de días que no sabía nada de él.
— ¿Qué está pasando últimamente? Esto empieza a asustarme— pensé en voz alta, en un susurro, más bien dicho, mientras me deshacía de la tapa de mis fideos, intentando no quemarme en el acto.
Repetí el anterior gesto un par de veces más, pero Jimin seguía sin contestar. Al no obtener respuesta ninguna por parte del mayor, decidí dejar de intentarlo, al menos por el momento.
Me dispuse a cenar mientras veía la televisión. No daban absolutamente nada que mereciera la pena ver, así que no me quedó más remedio que ponerme las noticias.
Un nudo se me formó en la garganta al darme cuenta de que estaban produciéndose muertes y desapariciones por causas aún desconocidas cerca de la misma zona donde residía. El corazón se me encogió al instante nada más pensar que Mina podría ser una de esas víctimas, no obstante, a los segundos, sacudí mi cabeza y me dejé en claro que eso era más que imposible.
¿Verdad?
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Blood Tears | BTS
Hayran KurguLa vida de T/N era agradable y tranquila. Vivía con su madre a las afueras de una ciudad desde que la mujer se separó de su antiguo marido. Sin embargo, de forma inesperada, la madre de la muchacha decide casarse con un hombre con el que mantenía un...