CAPÍTULO 38

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— No pensabas decírmelo, ¿verdad?— el pelinegro me miró con cierto desprecio, dejando salir un pesado suspiro de entre sus labios.

Ya estaba harta, llegué a mi límite, estaba cansada de agachar las orejas, de llorar a cada momento y por cada chorrada, de ser la débil y siempre llevarme las broncas. Era hora de afrontar mis problemas y plantarle cara a Yoongi.

— ¿Y qué pasa si no quería decírtelo? Es mi vida y yo hago lo que quiero con ella— hice énfasis en aquella palabra mientras me señalaba a mí misma— Tú no eres nadie para decirme qué hacer y qué no hacer. Y si quiero besar a ese o cualquier otro chico, lo haré— me aguanté las lágrimas. Estaba enfadada, aunque en el fondo quisiera darle un abrazo y arreglarlo todo, me contuve y seguí defendiéndome.

— ¿Sabes...?— su voz era calmada y pausada— No se trata de lo que hayas o no hayas hecho. Yo no te voy a obligar a nada. Lo que realmente me decepciona y jode es que me hayas mentido. Pensaba que confiabas en mí, pero ya veo que no es así— suspiró, me miró entristecido e incluso decepcionado y finalmente se dirigió hacia la puerta.

— ¡Min Yoongi odio que tengas más razón que yo!— hice un gran berrinche, soltando un grito lleno de rabia y frustración contra el cojín de mi sofá.

— Lo sé. Te recojo el lunes a las dos y media en la universidad— sonrió socarrón mientras miraba hacia atrás, ya que el muchacho estaba de espaldas a mí.

— Vendrá ese chico, ¿no te importará?— suspiré, temiendo pronunciar esas palabras.

— No, da igual— se encogió de hombros, restándole importancia aún cuando no era así.

— ¡No le digas nada! Y sabes perfectamente a qué me refiero— desvié mi mirada hacia él, queriendo matarlo con ella.

— Vale, vale. Asesina— rodó los ojos con una leve sonrisa en sus labios, acomodando su ropa antes de abrir la puerta.

— Hasta pronto— me deapedí antes de que el chico se fuera.

— Adiós— se fue dando un pequeño portazo, como hacia siempre, pues tenía esa extraña y curiosa manía.

‹¿Yoongi, qué vamos a hacer contigo?— pensé entre risas, levantándome del sofá para así encender la televisión y poder sentarme en el sofá.

— ¡Te he oído!— dijo el susodicho desde la ventana del salón que comunicaba con la calle.

— ¡Deja de leerme la mente!— me quejé, levantándome del sofá para así cerrar las cortinas y que el chico no pudiera verme.

Escuché a Yoongi alejarse entre risas, por lo que yo volví al sofá y me dejé caer en él con pesadez. Varios minutos después miré el reloj, se acercaba la hora de cenar y se me ocurrió llamar a Taehyung, quería pasar más tiempo con él, últimamente estaba más pendiente de sus amigos y me dejaba un poco de lado. No estaba celosa, ni mucho menos, sólo lo extrañaba un poco.

Miré el móvil encima de la mesa y lo encendí, esperando que contestara a mi llamada, cosa que hizo varios tonos después, provocando que una leve sonrisa se dibujara sobre mis labios.

¿Si?— bostezó el castañito, acomodándose en su cama con pereza.

— Taehyungie, soy yo— lo saludé con la mano— ¿Qué estabas haciendo? Se te ve agotado— susurré entre leves risitas.

— Mhm. Dormir un poco, nada más— se acercó el teléfono, dejando ver sus preciosos ojos y la mitad de su rostro ser tapado por la sábana.

Blood Tears | BTS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora