— No pensabas decírmelo, ¿verdad?— el pelinegro me miró con cierto desprecio, dejando salir un pesado suspiro de entre sus labios.Ya estaba harta, llegué a mi límite, estaba cansada de agachar las orejas, de llorar a cada momento y por cada chorrada, de ser la débil y siempre llevarme las broncas. Era hora de afrontar mis problemas y plantarle cara a Yoongi.
— ¿Y qué pasa si no quería decírtelo? Es mi vida y yo hago lo que quiero con ella— hice énfasis en aquella palabra mientras me señalaba a mí misma— Tú no eres nadie para decirme qué hacer y qué no hacer. Y si quiero besar a ese o cualquier otro chico, lo haré— me aguanté las lágrimas. Estaba enfadada, aunque en el fondo quisiera darle un abrazo y arreglarlo todo, me contuve y seguí defendiéndome.
— ¿Sabes...?— su voz era calmada y pausada— No se trata de lo que hayas o no hayas hecho. Yo no te voy a obligar a nada. Lo que realmente me decepciona y jode es que me hayas mentido. Pensaba que confiabas en mí, pero ya veo que no es así— suspiró, me miró entristecido e incluso decepcionado y finalmente se dirigió hacia la puerta.
— ¡Min Yoongi odio que tengas más razón que yo!— hice un gran berrinche, soltando un grito lleno de rabia y frustración contra el cojín de mi sofá.
— Lo sé. Te recojo el lunes a las dos y media en la universidad— sonrió socarrón mientras miraba hacia atrás, ya que el muchacho estaba de espaldas a mí.
— Vendrá ese chico, ¿no te importará?— suspiré, temiendo pronunciar esas palabras.
— No, da igual— se encogió de hombros, restándole importancia aún cuando no era así.
— ¡No le digas nada! Y sabes perfectamente a qué me refiero— desvié mi mirada hacia él, queriendo matarlo con ella.
— Vale, vale. Asesina— rodó los ojos con una leve sonrisa en sus labios, acomodando su ropa antes de abrir la puerta.
— Hasta pronto— me deapedí antes de que el chico se fuera.
— Adiós— se fue dando un pequeño portazo, como hacia siempre, pues tenía esa extraña y curiosa manía.
— ‹¿Yoongi, qué vamos a hacer contigo?›— pensé entre risas, levantándome del sofá para así encender la televisión y poder sentarme en el sofá.
— ¡Te he oído!— dijo el susodicho desde la ventana del salón que comunicaba con la calle.
— ¡Deja de leerme la mente!— me quejé, levantándome del sofá para así cerrar las cortinas y que el chico no pudiera verme.
Escuché a Yoongi alejarse entre risas, por lo que yo volví al sofá y me dejé caer en él con pesadez. Varios minutos después miré el reloj, se acercaba la hora de cenar y se me ocurrió llamar a Taehyung, quería pasar más tiempo con él, últimamente estaba más pendiente de sus amigos y me dejaba un poco de lado. No estaba celosa, ni mucho menos, sólo lo extrañaba un poco.
Miré el móvil encima de la mesa y lo encendí, esperando que contestara a mi llamada, cosa que hizo varios tonos después, provocando que una leve sonrisa se dibujara sobre mis labios.
— ¿Si?— bostezó el castañito, acomodándose en su cama con pereza.
— Taehyungie, soy yo— lo saludé con la mano— ¿Qué estabas haciendo? Se te ve agotado— susurré entre leves risitas.
— Mhm. Dormir un poco, nada más— se acercó el teléfono, dejando ver sus preciosos ojos y la mitad de su rostro ser tapado por la sábana.
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Blood Tears | BTS
FanfictionLa vida de T/N era agradable y tranquila. Vivía con su madre a las afueras de una ciudad desde que la mujer se separó de su antiguo marido. Sin embargo, de forma inesperada, la madre de la muchacha decide casarse con un hombre con el que mantenía un...