La vida de T/N era agradable y tranquila. Vivía con su madre a las afueras de una ciudad desde que la mujer se separó de su antiguo marido. Sin embargo, de forma inesperada, la madre de la muchacha decide casarse con un hombre con el que mantenía un...
Este capítulo contiene escenas de violencia y agresión. Si te consideras sensible a ellas, ruego que saltes la parte que señalé con un (!). Cuando veas este símbolo, te recomiendo pasar de capítulo.
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No puede ser— susurré, negando con leves movimientos de cabeza mientras retrocedía hacia atrás con temor.
— ¿Cómo que no?— el chico rió levemente, acercándose por cada paso que yo daba hacia atrás.
— Tú no eres él, ¿cierto?— hablé una vez más, intentando deshacer el nudo que estaba creándose en mi garganta.
— Sí, claro que lo soy— asintió Yugyeom, dibujando una gran sonrisa sobre sus labios.
— Imposible. Tú. Yo. ¿Qué está pasando?— funcí ligeramente mi ceño, aún algo confusa por la situación.
— Simplemente me cambié de número y quería aprovechar la situación para empezar de cero contigo, como amigos— habló cálidamente.
— Lo siento, Yugyeom, pero no puedo ser tu amiga— negué nuevamente, haciendo una pequeña mueca mientras me alejaba del mayor.
— ¿Y por qué motivo?— suspiró éste mismo.
— Porque por aquel entonces tú no quisiste escucharme cuando intenté explicarte las cosas, así que yo ahora no quiero escucharte a ti— seguí retrocediendo— ¡Dejémoslo! Ya te he dicho que no— seguí caminando hacia atrás todo lo que pude, hasta acabar chocando con varios alumnos a mis espaldas.
— ¡Oye, ten cuidado por dónde vas!— se quejó uno de ellos y siguió caminando con normalidad, soltando leves murmuros.
— Lo siento— hice una reverencia, me di la vuelta y caminé hacia clases, queriendo olvidar toda esa situación.
— ¡T/N!— me llamó Yugyeom desde lejos.
— ‹¿Por eso me decía 'No me odies'? Ahora todo tiene sentido›— suspiré con pena, apretando mis puños con rabia.
Seguí caminando algo asustada. Conocía perfectamente a Yugyeom y no quería volver a empezar de cero, ya que eso supondría volver a empezar la relación, y yo no iba a volver a salir con alguien que no confió en mí. Aunque fue mi culpa y lo asumo. Yo le intenté explicar, pero él no me quiso escuchar.
Me distraje tanto entre mis pensamientos que no me di cuenta de que estaba caminando por dónde no debía, me desvié tanto que acabé cayendo detrás de los matorrales situados al final del patio.
— Au— me levanté algo adolorida, acomodando mi ropa mientras acariciaba mi rasguñado brazo.
Todo estaba en silencio, los gritos de Yugyeom ya no se oían, solo había un leve murmuro que oía desde no muy lejos. Atendí al ruido, intentando identificar el sonido.
Sollozos.
Decidí seguir aquellos quejidos y así lo hice durante un par de metros más entre matorrales y plantas. Al llegar al lugar levanté mi mirada.
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