CAPÍTULO 73

497 48 1
                                    

|leer nota al final del capítulo|

Al rato visualicé a Jimin entre la pequeña multitud de personas, llevaba algo en las manos, que no pude identificar hasta que el nombrado se acercó y lo dejó sobre la mesa donde yo estaba sentada, mirando al chico llamado Jin.

— Nos habíamos olvidado por completo— rió de forma nerviosa, dando un sorbo a su café con leche.

‹Debe de estar frío› pensé al ver la taza entre sus manos.

Bajé mi mirada, recordando que yo había ordenado un chocolate caliente. Quise golpear mi rostro, sin dejar de pensar en lo estúpida que podía llegar a ser cuando no me lo proponía.

— Creo que lo dejaré para otro momento— le seguí la risita, empujando mi taza hacia el centro de la mesa con lentitud.

— Por esta vez tendré en cuenta tu sugerencia— rió a carcajadas, imitando mi acción mientras aguantaba su tierna risa, comprimiendo su labio inferior bajo sus dientes.

— ¿Cómo que por esta vez, eh?— me quejé, frunciendo el ceño mientras mi labio inferior se abultaba de forma inconsciente.

— No seas exagerada— susurró dulcemente antes de acercarse a mí en un rápido movimiento, para así dejar un fugaz beso sobre aquel puchero que había hecho inconscientemente.

Me sorprendió bastante, Jimin no era alguien tan atrevido, pero sí era cierto que últimamente su actitud era algo distinta a la de tiempo atrás, cuando lo conocí. Hasta hacía unos días que no dejaba de mirarme con demasiada frecuencia, pero no le di importancia.

— Cada vez que hagas un mohín te daré un beso, tú misma— susurró algo avergonzado, intententando sonar seguro de sí mismo— Es la única manera de que no estés triste por cosas como esa.

Sonrió dulcemente, con la mirada clavada en sus manos, las cuales no paraban de moverse nerviosamente bajo la mesa, intententando no fastidiar la situación con sus atrevidas palabras.

Mi respiración empezó a acelerar a tal ritmo que cada una de mis palabras sonaba entrecortada. Solo oía mi corazón latir a un ritmo vigoroso, sin dejarme escuchar el murmullo de la gente a mi alrededor

— Yo...— respondí sin saber qué decir o hacer en ese vergonzoso momento.

— ¿Tú...?— rió ligeramente, revolviendo mi cabello antes de levantarse e ir a devolver lo que habíamos pedido, dejando la cantidad necesaria de dinero más una pequeña propina.

Al volver me digné a hablar, sacando un tema completamente distinto al anterior. No quería volver a ahogarme con mis propias palabras por culpa de las acciones y dichos de Jimin.

—¿Dónde están Jungkook y Taehyung?— dirigí mi mirada donde anteriormente estaban sentados, buscándolos con la vista por todo el local sin éxito alguno.

— Ni idea, se fueron hace bastante rato— confesó el chico sin darle demasiada importancia a la pregunta.

Pues la verdad era que éste se había quedado observando como Seokjin y yo conversábamos con tranquilidad en aquel entonces, pero ni tan sólo me había dado cuenta de ello.

— Por cierto, ¿conoces al chico que estaba tocando hace poco?— murmuró, rascando su nuca con vergüenza mientras su vista se clavaba en el escenario, que ya se encontraba vacío.

— Oh, ¿tú también crees que canta bien?

Pregunté con una pequeña sonrisita pintada en mis labios, recordando la dulce voz del apuesto chico con el que tuve el placer de conversar minutos atrás.

— Me ha fascinado su actuación, pero no, desgraciadamente no lo conozco lo suficiente. Simplemente estuvimos hablando un rato. ¡Se llama Kim SeokJin!— respondí con énfasis.

— Ya veo— asintió no muy convencido— Yo también lo escuché cantar antes, no está nada mal— me regaló una sonrisa algo forzada, a mi parecer, pero no lo tomé en cuenta, pensé que sería parte de mi imaginación.

Estuvimos hablando sobre temas triviales durante una media hora. Cuando el clima empezó a empeorar decidimos ir a casa antes de que se pusiera a llover.

No me apetecía empaparme en ese momento, así que le pedí amablemente a Jimin si podía quedarme en su casa hasta que el mal tiempo apaciguara, a lo que él contestó con un asentamiento y una de sus hermosas sonrisas.

— Muchas gracias, Jiminie— hice un par de reverencias frente a él, pasando hacia el interior del hogar con su permiso.

— Ya te dije, no es nada— cerró la puerta detrás de sí, dejando las cosas sobre el pequeño mueble del recibidor— ¿Te apetece tomar algo?— sugirió, cerrando las ventanas del comedor para impedir que el aire y el agua entraran.

— Un vaso de agua estará bien, gracias— me dirigí hacia el cómodo sofá color crema, acomodándome en él mientras observaba la acogedora casa de Jimin.

Cada detalle estaba bien cuidado, ordenado y limpio, como el mismo dueño de ésta.

— Aquí tienes— dejó el vaso de agua sobre la impoluta mesa— ¿Te apetece ver una película?— se sentó a mi lado para luego encender la televisión, rodeando nuestros cuerpos con una cálida y gran manta con un agradable olor; su colonia.

— Me parece perfecto— sonreí, acomodándome en mi lugar para poder apoyar mi cabeza sobre su hombro.

— ¿Te gustan las románticas?— sugirió, apoyando su mejilla sobre mi cabeza para luego elegir una de sus tantas películas.

— Depende de cual— me volví a colocar para beber agua— Me arriesgaré, no te preocupes, confío en ti— le dediqué una pequeña sonrisa, pese a que éste no podía verla por estar concentrado en la pantalla plana.

Estuvimos varios minutos debatiendo sobre si hacer palomitas o no, acabando con la más adecuada e inteligente decisión, un claro sí. Eso nos tomó unos cinco minutos más, y cuando nos sentamos en el sofá el poco sol que quedaba ya empezaba a disminuir, dejando un ambiente algo más neutro y no tan iluminado como antes, perfecto para ver películas.

— ¿Todo listo?— rió levemente, haciendo una lista mental de lo que consideramos necesario en ese momento.

— Sí, todo listo— respondí del mismo modo, dejando caer mi cabeza sobre su hombro una vez más, esta vez dispuesta a no moverla hasta que acabara la película.

— Pues empecemos de una vez por toda.

Mm regaló una última y bonita sonrisa, dándole al 'play' para poder reproducir dicho film.

Blood Tears | BTS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora