CAPÍTULO 10

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Jungkook, aún a escasos centímetros de mí hizo acortar esa distancia, besando mi cuello con suma delicadeza. A los pocos segundos éste se apartó y, extrañamente, me pareció ver un tono rojizo sobre sus ojos, pero en ese momento no pensaba en sus ojos, pensaba en lo suaves y delicados, pero a la vez fríos que eran sus labios.

Me abofeteé mentalmente mientras el calor subía por mis mejillas hasta ocupar mi rostro por completo.

El azabache repitió la acción varias veces sin pudor alguno. Ahora los besos eran más cortos entre sí pero igual de delicados, haciéndome estremecer al instante en el que sus esponjosos belfos rozaban mi piel.

— ¿Qué cojones haces, subnormal?— Yoongi soltó los cubiertos que tenía en las manos y de un empujón apartó a Jungkook de mi cuerpo.

—¿No lo has visto o tengo que enseñártelo una vez más?— sonrió orgulloso el menor, con un ligero tono pícaro sobre su sonrisa, aproximándose a mí una vez más.

No hace falta, imbécil. No la vuelvas a tocar sin su permiso. Ni aún así, no la toques más— contestó el de blanca piel, quien miró con asco a su supuesto hermano.

Estaba paralizada, no podía decir nada, no sabía que acababa de pasar, no tenía palabras. Mis manos temblaban ligeramente y mi pulso iba extremadamente rápido.

¿Estás bie...— Yoongi iba a proceder a preguntarme por mi estado, pero Jungkook lo interrumpió de inmediato.

— ¿Acaso has visto que se quejara, Yoonie?— sonrió de lado el azabache, pintando una burlesca sonrisa sobre su rostro mientras se aproximaba al mayor.

— ¡Que te calles, joder!— Yoongi se hartó y aquel ridículo sobrenombre en aquella estúpida pregunta fue la gota que colmó el vaso.

Lo agarró de la camisa y, sin pensarlo dos veces, lo empujó, tirándolo sobre el sofá con fuerza.

— No pasa nada, de verdad— agarré el brazo de Yoongi, quien miró a Jungkook con rabia.

— ¡Ya basta!— con un tono firme y seguro, el mayor de todos salió de la cocina a la velocidad de la luz y los separó en cuestión de segundos.

—¿Que está pasando?— Jimin se quedó atónito al ver esa escena, jamás pensó que algo así podría ocurrir entre esos dos chicos, pues normalmente solían llevarse de maravilla.

— Encárgate de ella— Jin miró seriamente a Jimin, quien asintió aún algo preocupado y me tomó del brazo.

— Ven, T/N. Vámonos— el rubio me apartó de allí, evitando cualquier contacto con los enfrentados.

Me quedé en la cocina mientras los tres chicos empezaron a hablar. Jimin seguía un poco molesto por lo que acababa de pasar, así que sin que se diera cuenta me asomé por la puerta para escuchar su conversación.

— ¿Se puede saber que ha pasado?— pronunció SeokJin con un tono serio, se veía realmente molesto.

— ¡Este gran imbécil de aquí estaba intentando morderla, hyung!— se defendió Yoongi, señalando a Jungkook con indignación.

— ¡No es verdad, solo estaba besando su cuello!— habló nerviosamente, tropezando en esas últimas tres palabras que pronunció.

— Jungkook, tienes que controlarte. Si nos descubre...— lo regañaba el mayor, a lo que él lo interrumpió.

— ¡Puedo controlarme perfectamente, solo estaba besando su cuello, joder!— gruñó el anterior mencionado, apretando sus manos en dos fuertes puños.

— ¿No me digas que...?— Yoongi dejó la frase en el aire, temiéndose lo peor para él y deseando que realmente no fuera eso.

— Sí, me gusta ¿¡Y qué!?— respondió Jeon con firmeza, amenazando al pelinegro con la mirada.

Blood Tears | BTS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora