CAPÍTULO 52

954 80 7
                                    

Decidí llamar a Yoongi, hacía días que no lo veía, aunque tampoco me atrevía a mirarlo a los ojos después de lo ocurrido.

¿Cómo pude hacer el amor con él? Era consciente de que no compartíamos sangre ni nada semejante, pero aún así se me hacía tan vergonzoso.

Es más, lograba recordar a mis hermanastros, pero de cierto modo no del todo, es decir, sabía que tenía hermanastros pero por alguna extraña razón no podía ponerles cara ni nombre a esos chicos, en cambio, a Taehyung y Yoongi los reconocí enseguida... ¿Por qué?

Yoongi apareció con su lujoso coche frente a la universidad y me despedí de Mina, quien prefirió irse caminando a casa antes de lanzar varios piropos hacia Yoongi de forma coqueta pero divertida.

— Por fin apareces— habló el pelinegro, quien hacía unos segundos se apoyaba sobre su maravilloso coche, luciendo irresistible. 

— Perdona, Yoonie— susurré con vergüenza al recodar que ese mismo sobrenombre lo utilizó el mayor aquella vez. 

— ¿Desde cuando me llamas así?— soltó una leve risita pícara, abriéndome la puerta del coche con elegancia. 

— No sé— le seguí la risa tímidamente y éste se sentó en su sitio, abrochándose el cinturón, acto que yo imité.

 ¿Qué? ¿Te acordaste de que existo?— dijo con tono burlón, manteniendo la vista al frente en todo momento. 

— No, ya que siempre estás presente y no me hace falta recordarte— sonreí, orgullosa de mi dulce y algo boba frase, la cual me salió de forma inconsciente. 

 ¿Quién te ha enseñado esas cursilerías?— rió a carcajadas, mirándome con burla cuando se paró frente al semáforo en rojo. 

— Jungkookie— contesté alegremente, dibujando una pequeña sonrisita al recordar lo tierno que era el nombrado. 

— Ya veo— suspiró con pesadez y apretó las manos sujetas al volante, volviendo a ponerse en marcha con cierta molestia. 

— Por cierto, Yoongi—añadí un tiempo después, queriendo matar el tiempo del trayecto y la duda que permanecía dando vueltas en mi cabeza. 

— ¿Si?— contestó de inmediato, manteniendo su vista fija en la carretera. 

— Tus hermanos— empecé, pero vi como el cuerpo del pelinegro se tensaba de inmediato con tan solo escuchar esas dos míseras palabras— Esto...— quise seguir, esta vez de forma nerviosa.

 ¿Qué pasa?— me miró de reojo por una milésima de segundo, aprovechando esa gran calle totalmente recta y sin curvas frente a nosotros. 

— Esto es muy vergonzoso, pero por alguna extraña razón no me acuerdo de ellos. Solo consigo recordar tu rostro y el de Taehyung. ¿Me podrías decir el por qué?— susurré algo cabizbaja, jugando con las mangas de mi camiseta con nerviosismo.

 Es un tema algo complicado— contestó finalmente, soltando un pesado suspiro, sin saber como contestar a dicha pregunta— Verás...

Esperé su respuesta, quedando en un completo silencio mientras él acababa de aparcar el vehículo en su garaje.

 Tengo que explicártelo detenidamente— confesó, bajándose del coche para después abrir la puerta de su vivienda con rapidez mientras yo agarraba mi mochila y la dejaba sobre mi hombro, caminando detrás de él. 

— Pues yo te escucharé detenidamente— respondí, encogiéndome de hombros mientras ambos entrábamos a casa.  

—Hace un tiempo, cuando te fuiste— se sentó en el sofá después de haberme ofrecido una taza de té, dejando salir un suspiro de entre sus labios. 

Blood Tears | BTS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora