Su respiración se podía escuchar a traves del teléfono público que se encontraba en la esquina de la avenida y sus dedos se entumian por el frío que provocaba la tormenta.
— Quiero reportar un herido de bala en la calle principal
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Sus ojos son tristes aún cuando sonríe, siempre fue así y al principio se sentía feliz, exprimido por la dopamina y serotonina al conocer el ser más precioso que jamás conoció.
Se consideraba iluso por pensar que alguien como ella podía cambiar. Eran tan... diferentes y en todo el sentido de la palabra.
Su forma de hablar, de vestir, de ser, su carácter. Él era tierno y sumamente paciente, ella era caos. Tenía tanto caos en su vida que un tornado se quedaba corto junto a ella...
— Joven de 24 años, con impacto de bala en el pecho, entre la quinta y sexta costilla de lado derecho...
No le importa su estado, ni las luces que cejaban su vista de aquel hospital, no podia dejar de pensar en lo que había pasado.
La tormenta golpeaba con fuerza y aún así había ido a verla. Ambos creían amarse, ambos creían tener una oportunidad pero en realidad ambos sabían que terminarían destruyendose.
— Y aúnasí... No pudiste amarme.— La miró con melancolía mientras sostenía la sombrilla para protegerse de la lluvia
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— Lo siento.— Y disparó.
Y en ese momento sintió como colapsaban sus pulmones, el corazón se cae, las manos se congelan y se acelera la respiración. Se sentía peor una desilusión que una herida de bala.
Sus piernas se acalambraron y toda la fuerza de su cuerpo lo abandonó desplomándose en el pavimento.
— Jimin ¿Me escuchaste?
El oficial de policía junto a dos doctores observaban al chico de cabello cobrizo con preocupación. Mientras todo el mundo hablaba, el se mantenía en silencio. Un silencio que entre más tiempo pasaba, más rompía su corazón
— Jimin —Repitió el oficial de policía con desespero.
— Perdón ¿De qué estamos hablando?
El oficial de policía observó a la doctora y ella hizo una mueca de desespero.
— Señor Park, usted estuvo en terapia intensiva durante una semana y acaba de despertar.
Jimin no parecía sorprendido, y tanto el oficial como los doctores se sorprendieron ante su neutralidad, no lucía como un hombre que estuvo a punto de morir desangrado.
— ¿Conoces a tu agresor? —Preguntó la doctora a lo que Jimin la observó.
— Seulgi —Hizo una pausa —Mi novia—
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___________________________________ ¿Qué otra pareja les gustaría?
