Tenía que admitir que la gran fiesta de cumpleaños de Jackson no me emocionaba en lo más mínimo, pero después de haber sido sacada a la fuerza de mi casa me encontraba seria y de mal humor en esa estupenda casa del lago.
Tenía que admitir, todo lucía estupendo, la casa era enorme, el lago lucía tentador para hundirse en él un largo rato, el calor cada vez era peor y había deseado toda la semana ir a un lugar así, pero nunca me referí a la fiesta de Jackson.
Yo sabía que ese lugar era una bomba de tiempo para la hora del sexo, muchos perderían la virginidad según lo que escuché en el camino. Repugnante, lo sé.
Todo el mundo parecía extasiado, las botellas de alcohol superaban el límite legal en una fiesta adolescente y cada vez llegaban más personas.
Lo admito, me sentí intimidada.
Jackson siempre fue el chico más popular entre sus grupos de amigos, extranjero, atlético y guapo ¿Qué más se necesitaba? No lo culpaba por la cantidad de personas en ese lugar...
Así que me fuí.
Me aleje de mis amigas y me adentre en el bosque hasta encontrar un lugar silencioso.
Sabía que no era seguro hacer eso, en las películas de terror siempre matan a la chica que se aleja del grupo, lo sé, pero era necesario. Comencé a quitarme la ropa para poder nadar aún que sea un rato pero el sonido de unos arbustos moverse me hizo detenerme.
- ¿Por qué demonios siempre te tengo que encontrar sola? - Por un segundo su voz me hizo estremecer.
Su precioso rostro, su cuerpo magistralmente atlético y la frialdad en sus palabras, era lo que caracterizaba a Im Jaebum.
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- No lo sé. Deberías dejar de seguirme
- Ya quisieras que te siguiera- Se burló mientras se acercaba a mí de forma lenta. - ¿Qué demonios haces sola?-
Mi relación con JB era extraña. No éramos amigos pero tampoco éramos dos desconocidos para ser sinceros mi relación con ese sensual hombre era más estrecha que con cualquier persona.
- Creo que sabes por qué - Me miró e hizo una extraña mueca
- ¿Te ibas a meter al lago?
- Me iba
- ¿Y por qué ya no?- Fruncio el ceño mientras se acomodaba a mi lado. - Anda, yo cuidaré tus cosas- Insitio de la forma más desinteresada posible
- Estas aquí - Mi comentario parecía molestarle y al mismo tiempo le causaba gracias.
- Lo dices como si nunca te hubiera visto desnuda- Mis mejillas enrocejieron hasta sentirme bochornosa. ¡Maldita sea!
