La primera vez que lo conoció fue la escena más cliché que jamás había presenciado en su corta y mediocre vida.
Ella corría por los pasillos como si su vida dependiera de eso. Faltaba cinco minutos para iniciar la clase de Química Inorgánica y Sana estaba haciendo lo imposible para poder llegar antes de que le cerrarán la puerta en la cara. Quizás no debería preocuparse tanto por una tonta materia tan aburrida y algo compleja, pero para ser sinceros, era la única materia que le iba mal y llegar tarde sólo restaba puntos a su calificación. Al dar la vuelta al pasillo sintió una felicidad enorme al ver la puerta de su aula aún abierta, lo iba a lograr, no llegaría tarde... Pero mientras ella pensaba en lo grandiosa que era para correr, su cuerpo choco de forma abrupta con alguien y miles de hojas que ella tenía aferradas al pecho se esparcieron por el lugar.
Su trasero golpeó el suelo generando un sonido bastante gracioso. Alzó la vista furiosa mientras escuchaba el timbre de inicio de clases y veía como cerraban la puerta.
« Maldición » pensó frustrada mientras se levantaba del suelo con un dolor terrible en su espalda baja
— ¡Hey! Esto es tuyo —Se giró con el rostro de pocos amigos pero su ceño se suavizo al verlo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Siempre había escuchado hablar de él y no precisamente eran cosas buenas. Desde que llegó a esa escuela el año pasado Sana se dio cuenta que ese chico tenía una mala reputación.
Cuando Sana tomó las hojas de las mano de ese chico sintió lo que viene siendo mariposa en el estómago.
Kim Donghyuk era el hombre perfecto para ella y no importaba si sus amigas le advertían que se bajara de esa nube antes de que él la baje y golpe su trasero contra el pavimento, a Sana le gustaba.
Lo observaba en los días del almuerzo mientras él se encontraba con su grupo de amigos, era la única ocasión donde ella lo veía sonreír y vaya que tenía la sonrisa más hermosa que jamás había visto.
— Adivina quién esta volteando para acá Dk — El rubio frunció el ceño conociendo la respuesta
— No me miren así — Le advirtió a sus amigos. — He sido lo suficientemente grosero para que ella se aleje de mi y aún así no funciona
— Quizás deberías decirle que no estas interesado
Y entonces, la volteó a ver.
Sana se consideraba una acosadora y no le daba vergüenza admitirlo. Sus amigas se burlaban de ella por ser tan persistente en algo que nunca iba a pasar.
Como cada miércoles le gustaba sentarse en las gradas en su hora libre para ver a Donghyuk correr en atletismo pero ese día en especifico se le había hecho tarde y cuando llegó , DK no se encontraba en el campo corriendo.
— ¿No te cansas? —Oyó a sus espaldas una voz de lo más peculiar — Estar aquí sentado por una hora es incómodo ¿No te cansas? — Su rostro palideció al verlo recargado en las gradas donde ella se sentaba.
— Y-yo — Sus mejillas ardían como la intensidad del sol de ese día. Se aferró a su mochila sintiéndose completamente pequeña
— Eres linda Sana, muy linda, tengo que admitirlo pero para Junhoe, no para mi — Sana sentía su corazón acelerarse mientras lo veía acercarse —Mejor preocúpate en subir tus notas de química que estar persiguiendo a alguien que jamás te hará caso —Su cuerpo estaba lo suficientemente cerca para sentir su respiración, alzó la vista mientras él la miraba con seriedad pura.
— ¿Me podrías ayudar? — Dk se detuvo antes de bajar por completo las gradas y la volteó a ver.
— Si que eres cínica niña — Se burló ante su sorpresa — ¿Qué te hace pensar que te ayudaré?
— Necesito pasar este examen para no irme a recurso — Suplicó. ¿Qué le quedaba? Aferrarse al único hombre que la interesado y que aparte era bueno en química — Y te dejo en paz.— Y como una campanita eso hizo que Dk la volteara a ver — Lo prometo —
El rubio la miró un largo rato mientras analizaba las palabras de la chica, de una u otra forma seguía perdiendo e hizo una mueca.
— No le puedes decir a nadie que te estoy ayudando — Le advirtió. — Tampoco esperes que sea buen maestro — Se acercó hasta ella logrando que ella cayera sobre las gradas. — Pasando este examen no volverás a ser la chica acosadora que me ve en el almuerzo. ¿Esta claro?—
Ella solo se limitó a observarlo en silencio.
— Esta claro —Susurró con emoción en su voz, emoción que él ignoró
— Ah se me olvidaba— Y justo antes de que él se bajara del gradas por completo se giró a verla. — No te hagas ilusiones, te lo advierto Sana, no lo hagas.—
Y como toda chica que le advirtieron no hacerse ilusiones en alguien que no las merecía. Sana se aferró más a él.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
