》Yoongi×Lisa《🔞

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Lalisa Manoban tenía una extraña y fascinante obsesión por el repartidor de la familia. Min Yoongi o como todos los empleados lo llamaban: Suga.

El hombre era tan cliché, con ese cabello negro y jeans desgastados.
Pero todos somos débiles al cliché.

Su obsesión por él creció cuando el jardinero le pidió ayuda con los nuevos pinos del jardín.

Lisa no era ninguna santa y admiraba la vista de forma descarada. Min Yoongi no tenía  la suficiente masa muscular para derretir a las chicas pero si tenía la masculinidad para hacer mojar sus bragas con una mirada.

Lisa llevó su obsesión al límite y lo siguió hasta el pequeño apartamento que tenía en el centro de la ciudad y vio como  se follaba con ganas a su vecina

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Lisa llevó su obsesión al límite y lo siguió hasta el pequeño apartamento que tenía en el centro de la ciudad y vio como  se follaba con ganas a su vecina.

Desde ese entonces el deseo por él creció hasta sentirse totalmente frustrada.

Había pasado un mes y medio desde que Min Yoongi había dejado de ir a la casa de los Manoban. Y Lalisa estaba que se la llevaba el mismo diablo.

— ¿Sabes por qué Yoongi ya no viene?—La castaña se había armado de valor para preguntarle  a su padre quien estaba muy ocupado viendo documentos en su estudio.

— ¿Quién?

Suga —Rodeó los ojos y su padre  hizo una mueca

— Suga renunció hace tres semanas

Lalisa casi se atraganta con su propia saliva. ¿Cómo era eso posible? ¿Por qué  demonios lo había hecho?

— Le pedí que se quedara, ya sabes... Es el único a quien le puedo confiar mis cosas pero aún así se negó — El señor Manoban la miró de repente notando la angustia en la mirada de su hija — Y no, no sé por qué se fue el muchacho

Lisa se sentía destrozada como si le hubieran roto el corazón, sentía un sabor amargo en la boca  peor que que un corazón roto y lo decidió, tenía que ir a verlo.

Jamás se había armado de valor para hacer una cosa tan descabellada, pero ya estaba en ese lugar y no había vuelta atrás.

Miró el enorme edificio con vergüenza mientras tenía una lucha interna si entrar o largarse de ese lugar.

Ella estaba de pie, con su espalda apoyada contra la pared. La oscuridad sumía aquel lugar en una tenue calma pese a que se veía interrumpida por leves haces de luz y el histriónico sonido de pasos y gritos. Lisa sentía la adrenalina mientras presionaba el timbre de ese lugar.

— ¿Qué haces aquí? — La sonrisa que tenía en su rostro se borró.

— ¿Por qué carajo renunciaste?

— ¿Viniste hasta acá sólo para preguntarme esa mierda tan obvia?

— Si

— Tengo un mejor trabajo

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