El pelinegro corrió hacía la parada del autobús con el ramo de flores aún en sus manos.
Era oficial, ella se había ido.
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Querida Sakura.
Nunca te había escrito cartas antes y es una tristeza que en esta situación me atreva hacerlo. Sé que nada de lo escriba va hacerte cambiar de opinión porque sé mejor que nadie que tú mi preciosa Sakura, quieres irte.
Recuerda todas las cosas que queríamos y ahora que lo pienso, siempre estuvimos destinados a decir adiós.
Te conocí en la oscuridad de una noche tormentoza, y me iluminaste, lo tengo que admitir. Me hiciste sentir como si realmente valiera la pena.
Recuerdo cuando nos conocimos... Ese día fue el mejor de toda mi vida.
Tenías puesto un vestido rosa y te cubrías de la lluvia con tu preciosa sombrilla mientras tú y tus amigas esperaban el autobus y yo estaba saliendo del bar de enfrente ¿Lo recuerdas? En ese momento nuestras miradas chocaron por pura casualidad
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Ese día me acerqué y te invite a un bar, tus amigas se emocionaronante mi reacción y túsólo pudiste sonrojarte, ¡Oh preciosa Sakura siempre amaré cada sonrojo que te provoque! Pero no aceptaste a ir y mientras tus amigas se iban y te quedabas sola en parada me atreví de nuevo a acercarme y hablar. Hablamos durante horas e incluso tu autobús se había ido dos veces.
