El sonido de mi teléfono me sobresaltó y ambos miramos hasta donde estaba tirado en el césped, una imagen de Donghyuk invadió la pantalla, era raro debería admitir que él solo me marcaba cuando tenía problemas, Chan me miró ladeando su cabeza como si me estuviese regañando con la mirada, realmente no sabría cómo explicarlo y antes de decir algo tomó mi teléfono.
—Dame eso.— advertí levantándome.
—¿Por qué sigues teniendo su número?.— arqueó su ceja esperando mi respuesta.
—Pues, no lo sé.— traté de tomarlo pero a cada paso que daba el retrocedía –Te lo advierto Bang Chan—
—Necesito borrar su número.— alejó el teléfono de mi alcancé, aún en puntillas no lograba tomarlo, corrió algunos metros para tomarse el tiempo de borrar el número y yo como estúpida corriendo detrás de él.
Tomé mi teléfono con fuerza y el jaló al lado contrario y todo pasó en cámara lenta, se giró y su expresión cambió a preocupación al verme caer, realmente todo iba bien creyendo que caería en césped pero no, sentí la humedad del lodo embarrarse en mi ropa y en mi rostro, con mucha dificultad quité lodo de mis ojos hasta que mi mirada se dirigió al chico de mirada dura que ahora se suavizaba para soltar una carcajada
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¿Pero quién se creía? Con ambas manos tomé todo el lodo que podía y con mucha fuerza lo arrojé hacía él manchando su ropa, su sonrisa desapareció y por mi parte seguía arrojándole lodo.
Y fue así como dos chicos llenos de lodo caminaban por las calles y la gente los miraban de lo más extraño, apreté mis puños al sentir la vergüenza invadir mi rostro que por suerte el lodo lo cubría.
—Esto es tu culpa.— articuló. La miré y estaba igual que yo, apenado.
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Estiré mi brazo presionando el timbre, había olvidado mis llaves por las prisas y me asegure de que no estuviese mi padre, él miraba el vecindario un tanto incómodo, la puerta se abrió y mi madre me miró con mucha sorpresa pero su rostro fue otra cosa al ver a Chan junto a mí.
