Mordió sus labio con ansiedad, su mirada estaba sobre ella, parecía desnudarla, admirando cada centímetro de su cuerpo mientras una tenue pero sensual sonrisa se colaba en sus labios, ¡mierda! Sus pezones rozaron la tela de su vestido, él podía notarlo, lo sabía por la forma en como fruncía el ceño y negaba con su cabeza mientras deslizaba su pulgar por su labio inferior, no podía procesar la información que estaba a su alrededor, comenzó a sentir calor por todo su cuerpo e incluso temía moverse al sentir que su vestido se subía, todo en su cabeza le daba vueltas, su aroma se impregnaba en ella nuevamente. ¿Acaso es un toque de amaderado y cigarrillo?
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— ¡Mierda Chungha! ¿Qué haces aquí?— La voz de su hermano la sobresaltó. Tocó su pecho y se giró sobre sus talones.
— Yo... vine...— Balbuceó. ¿Tendrá la misma marca en su pecho?
— Te dije que no podías venir, él está aquí
— No pasa nada
— ¿Acaso crees que he ignorado la forma en cómo te mira?— Arqueó su ceja curioso por la reacción de su hermana menor. — Si no fuera porque aún confío en ti juraría que ya te revolcaste con él—
— No lo he hecho.— Mencionó con rabia, no estaba mintiendo del todo... sólo lo había besado y... tenido un pequeño juego de manos en su auto.
Suspiró y se alejó de su hermano perdiéndose entre los invitados, subió por las escaleras para poder encerrarse en el baño.
Sus piernas temblaban, bajó la mirada hacía el lavabo y una lágrima se derramó por su rostro. ¡Mierda! Dolía tanto como la primera vez.
El peor error que pudo cometer fue enamorarse de él. Le había entregado todo, absolutamente todo de ella y lo primero que hizo Kai fue engañarla con la primera chica que se le pusiera enfrente.
— Hola lindura— Su voz la paralizó y al contrario de otras veces de arrogarse y golpearlo como ya era una costumbre, se mantuvo en su lugar, presionando sus puños contra el lavabo. — Ya pasó mucho tiempo.—
Dos años para ser exactos.
— Creo que deje claro que no quería volver a verte Jongin — Gruñó al escucharla y negó furioso.
— Amo como te queda ese vestido— Desvió la conversación como ya era costumbre. — Pero sabes que me encantas sin él.—
— ¿Qué haces aquí, Kai ?
— Lo mismo que tú
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Se removió nerviosa al sentir las manos del castaño acariciar su trasero. Odiaba que él tuviera ese poder sobre ella, pero lo deseaba, quería sentirlo nuevamente dentro de ella.
—No te atrevas a tocarme
—Vamos Chungha, no me pidas eso, no cuando usas ese vestido
—Basta—pero Kai la abrazó, sus manos se deslizaron por su rostro hasta tocar su labio inferior con su pulgar. —Kai...
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Volvió a besarla, se acordaba que el cuello era el punto que más la excitaba, lo besó, se arriesgó a dejarle algún chupetón, volvió a sus labios, y desde ahí emprendió el viaje por sus pechos buscando el camino hasta llegar a su sexo, la sentía estremecer de deseo, estaba llegando al clímax, la vio cerrar los ojos y tirar la cabeza para atrás, le gritó.
— ¡No! no cierres los ojos, mírame, estoy yo aquí, tócame — Chungha abrió los ojos, con las manos le iba acariciando la cara, sentía que se aproximaba el orgasmo, y era gracias a Jongin , nadie se cruzaba entre su vista, empezó a temblar, sintió ese magnetismo que le exigía no apartar la mirada, los dedos que entraban y salían la acercaban cada vez más, a base de lengüetazos le estaba descapullándole el clítoris, se estaba derritiendo de gusto, sintió los espasmos, ¿podría por fin pasar? y de golpe pasó.
Tapó su boca con ambas manos, toda la tensión de sus músculos, se descargaron por su sexo, una laxitud se adueñó de su cuerpo, ya no importaba si cerraba los ojos, sentía como Jongin se adueñaba de su sexo, las oleadas de placer se sucedían; gemía, lloraba, pero ahora era de felicidad mientras la sentía escalar en su regreso besando todo su cuerpo, pasó por sus pezones endureciéndolos nuevamente, la esperó con una sonrisa boba. Se hizo dueña de esos labios que después de tanto tiempo le volvieron a traer el sabor de su placer.
— Te odio— Susurró en un gemido apenas audible obteniendo una sonrisa por parte del castaño quien simplemente asintió.
— Puedes sentir todo menos odio querida— Chungha lloró frente a él, se alejó y volvió a darle la espalda, el dolor que sentía era horrible.
— Me engañaste — Sollozó entre dientes llena de rabia. — No te importó mis sentimientos
Jongin se acercó hasta ella y no pudo evitar abrazarla, el amor que sentía por ella había superado cualquier cosa pero eso no justificaba la forma en como había roto su corazón, jamás lo iba a perdonar...
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