"... Cuenta la leyenda que los dioses moldearon sus ojos con las estrellas y las rosas se avergonzaban de abrirse con la presencia de sus labios de rubí"
No puedes acercarte a ella No puedes tocarla No puedes amarla, es pecado
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Taemin se encontraba sentado como todos los días sobre una roca que había a lado de su casa leyendo. Y a lo lejos escuchó como alguien se acercaba y cantaba hasta él. Cuando su oscura mirada se posó sobre ella no pudo evitar sonreirle por cortesía, no se necesitaba ser un adivino para saber de quien se trataba.
Naeun era tan hermosa que todo el mundo tenía prohibido tocarle, incluso hablarle. Su belleza solo se podía admirar a lo lejos pero para Taemin eran reglas que rompía con facilidad. Siendo él un hombre lindo, delgado y con un atractivo alarmante para muchas.
—¿Qué es lo que estas estudiando, joven Taemin?
—Leo poesía
Se sentó a su lado. Naeun olía delicioso y por la brisa de aquella tarde pudo llegar su aroma a Taemin.
—Lee un poquito para ver si me gusta a mí también. No sé qué es la poesía ¿Qué es la poesía?
Taemin no leyó, la miró a los ojos y le dijo:
—¿Qué es la poesía?, dices mientras clavas tu pupila en mi pupila. ¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas? Poesía... eres tú—
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Naeun casi se iba de espaldas al escucharlo hablar de esa forma y ante poderosa cercanía ¿Pero que esperaban de alguien como Taemin? Ese hombre era el deseo de cualquier chiquilla del lugar, era la envidia de los hombres porque toda mujer que haya estado en su cama contaba que había visto el cielo y el paraíso después de sentir el calor del infierno.
Sus mejillas se tornaron rojas y su cuerpo se puso caliente con solo imaginarse una escena de aquel bibliofilo. Naeun desde que tenía memoria, lo quería, porque fue el único hombre que se atrevía a hablarle y enseñarle.
—Joven Taemin—Susurró con vergüenza, logrando provocar una risita sensual por parte del castaño.
—Veo que tienes muchas cosas por hacer pequeña Naeun, anda y ve, termina tus deberes— Y de nuevo su poderosa y sensual mirada volvió al libro que sostenía con tanta efusión
