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𝕰𝖑 𝖉𝖊𝖘𝖊𝖔 𝖉𝖊 𝖕𝖊𝖗𝖘𝖊𝖕𝖍𝖔𝖓𝖊
"Por encima de todos los dioses estaba el Destino, omnipotente divinidad nacida del Caos y de la Noche, cuyas sentencias eran irrevocables, sin que nadie, ni Zeus mismo, pudiese impedir su ejecución."
Cuando los rayos del sol acariciaron los verdes prados que rodeaban al bosque, ella lo consideró un buen momento para salir. Sus pies descalzos caminaron entre la hierba y las hojas de los árboles, su bella presencia hacía que las flores abrieran sus pétalos para recibir el grato roce de aquella mujer cuya belleza superaba cualquier otra.
Ella escapaba de su madre cada vez que tenía la oportunidad, ella no poseía ninguna libertad para explorar el mundo mortal y explotar el poder que yacía dentro de ella.
Al ser una diosa relativamente joven que iluminaba tu alma con una sola sonrisa miles de deidades la envidiaban, entre ellas estaba Jinah, diosa de la belleza, sensualidad y amor, quien no soportaba la belleza de la joven diosa.
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Mientras caminaba y se adentraba al bosque recogiendo pequeñas flores, un oscuro ser la asechaba, Era Jaehyun, dios de la heráldica, astucia, atletas y ladrones, quien persuadido por la belleza de Jinah venía a matar a la pequeña diosa, Lalisa.
Al verlo, ella le sonrió con gentileza pero conforme se acercaba a él, la pequeña diosa se percataba que había algo oscuro, sus ojos se encontraban negros y su rostro pálido. Traía consigo una lanza y un par de flechas que había robado del armamento de Donghae, dios de la guerra.
Al ver sus intenciones, la pequeña diosa comenzó a retroceder y poco a poco a correr por el bosque. Las flechas lanzadas por el dios de los ladrones y atletas comenzaron a rozar su cuerpo mientras esta huía. La joven Lalisa corría esquivando muchas veces sin éxito las ramas de los árboles hasta que sin querer su cuerpo estampó contra un árbol de manzanas, estas cayeron a su alrededor por el impacto.
Lalisa respiró con dificultad mientras el dios le lanzaba una de sus flechas envenenadas. El dolor se irradió por todo su cuerpo al sentir la punta de esta clavarse en su hombro, el frío comenzó a cubrirla y las densas nubes cubrieron al sol, las manzanas que estaban en el suelo comenzaron a pudrirse junto a la vegetación que las rodeaba y el ambiente comenzó a sentirse pesado.
