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𝖑𝖆 𝖙𝖗𝖎𝖘𝖙𝖊𝖘𝖘𝖊 𝖉𝖚 𝖉𝖎𝖆𝖇𝖑𝖊
Todo el mundo hablaba con ella porque era un alma justa y muy bondadosa, todo el mundo la amaba. La belleza que ella poseía era algo extra que agregar a su persona y que a nadie le importaba en lo absoluto. La única hija de la familia IM siempre había crecido sabiendo que el perdón de Dios era grande.
"Tú, Señor, eres bueno y perdonador; grande es tu amor por todos los que te invocan." Salmos 86:5
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Una noche antes de ir a dormir una tos incontrolable la hizo detenerse a la mitad de las escaleras, la pequeña niña de diez años tenía una enfermedad en los pulmones que en ese entonces era difícil de curar más no imposible, guardando un poco de esperanza en su gran corazón.
Como pudo y sin alterar a sus padres, la pequeña Jinah volvió a su alcoba. Su familia era humilde y siempre habían batallado por el dinero, pero Jinah no le importaba, estaba agradecida de tener a sus padres, comida y un techo, aunque sea una miseria que muchos del pueblo consideraba para Jinah era lo mejor que podía tener.
Jinah se arrodillaba frente a la cama como cada noche para rezarle al señor. "Y cuida de mi mami, de mi papi, de las personas en el pueblo y de mis compañeros de colegio, y por favor cuida mucho de Lucifer, pues nadie pide por él yo lo hago en su lugar, amén"
La primera vez que su madre lo escuchó quedó horrorizada, prohibiendo a su hija seguir rezando de esa manera, pero para la pequeña Jinah no le importaba.
Y como cada noche, seguía rezando de esa forma.
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