CAPITULO 30

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Una semana ha pasado desde que volvimos de Italia. Al salir del avión y recoger las maletas, en la salida me encontré con mi familia, sí mis padres estaban esperándonos, y fans. Firmé muchas camisetas y patines, estuvo genial.

Al llegar a casa lo primero que hice fue deshacer la maleta, y contarles a mis padres todo lo que pasó en Italia, bueno todo todo no.

Los primeros días fueron una locura, habían muchísimas niñas en el instituto que querían una foto con migo. Los profesores y gente me felicitó.

Kat y Jesús volvieron de Italia más enamorados que nunca y eso fue genial.

¿Y de Daniel? Bien pues él se quedó mirándome desde lejos hasta que entré en el instituto. Y hasta día de hoy, una semana después, no hemos vuelto a hablar. Anda con gente muy diferente y con las más putas del instituto/bachillerato. Y le entiendo, fue demasiado para él y me arrepentiré siempre.

Ahora en clase de biología, sentada con Kate hablamos de la película que han estrenado hace nada, Alita. La clase termina, Kate se va con Jesús a su próxima clase juntos y yo me quedo apuntando cosas de última hora.

Acabado de apuntar algunos puntos de mi resumen levanto la vista, veo que no hay nadie en la clase. Recojo mis cosas, las meto en la mochila y salgo. En el pasillo todo el mundo está corriendo porque no llega a su próxima clase. Voy a la taquilla y dejo mis cosas.

Al darme la vuelta siento una presencia extraña, como si alguien me observase desde lejos. Con un poco de disimulo, miro a la gente hasta encontrar a Daniel al fondo del pasillo mirándome. Rápidamente aparta la mirada de la mia y vuelve a centrarla en la de sus nuevos amigos.

-Me estás matando Oviedo- dicen mis pensamientos-.

Ahora va con los chulos y malotes del bachillerato. Jesús está desbordado, ya no puede con él. Tanto a cambiado su actitud que hasta su hermano no lo soporta. Bebe y fuma a todas horas.

Una noticia buena tengo, ¡ES NAVIDAD!, sí, ya estamos en diciembre y es una de mis épocas favoritas del año.

Cuánto más lo pienso más alegre estoy. La navidad es mágica, es otro ambiente, otras sensaciones, hay amor familiar, regalos...todo lo que me encanta menos el frío que puede llegar a haber en Madrid, que no es nada comparado con Barcelona.

Al terminar las clases me voy sola porque Kat y Jesús se van a comer juntos y Kate ha de hacer un trabajo de clase.

Como siempre soy la última en salir de la clase por copiar y hacer resúmenes, cuando miro la hora y veo que han pasado diez minutos más del horario de salida empiezo a recoger mis cosas. El aire azota las ventanas y poco a poco veo como van cayendo copos de nieve, eso hace que me alegre muchísimo ya que pocas veces he visto nevar.

Me pongo la bufanda, la chaqueta, los cascos y salgo de la clase. Alguno de los pasillos está a oscuras así que ando rápido hasta la salida. Una vez fuera me doy cuanta de que poco a poco la nieve va aumentando, empiezo a caminar a paso rápido hasta llegar a la puerta de mi coche.

Es increíble como la nieve en tan poco tiempo haya aumentado tanto, así que decido sacar las cadenas. Abro el maletero, saco las pocas cosa que tengo, abro el cajón y las saco. Lo guardo todo, abro la caja donde están, el móvil empieza a sonarme pero lo cuelgo, las estiro en el suelo y empiezo a ponerlas poco a poco.

Diez minutos más tarde, me levanto del suelo y observo el paisaje que está dejando la nieve, todo blanco pero a la vez con una pequeña tormenta empieza a levantarse.

Cojo la caja y la meto en el asiento de delante, entro, enciendo el coche y poco a poco voy apretando el acelerador. Al principio le cuesta pero llega un momento en que las cadenas hace efecto y el coche empieza a moverse.

Con todo mi cuerpo tenso salgo del aparcamiento.

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Continuará...❄️⛈

SOLO ÉL PODRÁ ACABAR CONMIGO. [Daniel Oviedo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora