- Depende - me dice seguidamente-.
Se acerca a mi. Estamos a centímetros el uno del otro.
- Bueno pues, tendrá que esperar -digo separándome de él- por cierto, más te vale fregar los platos hermano.
Acto seguido me doy la vuelta, escuchando como se ríe ante la situación, y me siento en el sofá.
Sinceramente no tengo intención de moverme mucho, ni aún que pudiese, porque las carreteras están cortadas y de su a la mía hay un buen rato andando. Cojo el mando y enciendo la tele. Voy pasando canales y canales hasta que me paro en Cuatro, dan Hawaii 5.0 así que más razón para dejar el canal.
Escucho como el grifo se abre y los platos empiezan a lavarse, me río y Jesús aparece por el otro lado del salón.
- ¿Quieres venir con nosotros? -me pregunta Jesús- Sabes que puedes Elena.
Mira a Daniel y luego vuelve a mirarme a mi.
- Tranquilo, me quedo. -digo mirando a Daniel- Total, no puedo ir a ningún otro lado, así lo mantendré ocupado.
Nos reímos los dos. Aparece Daniel en el salón y nos callamos.
- ¿Qué pasa? -pregunta él-.
- Nada hermano, nada -dice Jesús-.
Este da media vuelta y sale de casa. Nos quedamos Daniel y yo sentados en el sofá.
- ¿Quieres ver algo? -me pregunta-.
- Ya estoy viendo algo -digo señalando con el mando a la televisión-.
Mira y hace cara de asco.
- Pero es aburrido -me dice él-.
- Pues igual que tú -digo riéndome en su cara-.
Se me queda mirando y se acerca más a mi lado.
- Ten cuidado con lo que dices Estepa -me dice él en un intento de darme miedo-.
Me lo quedo mirando, pienso, pienso y pienso. Se me ocurren tantas cosas que decirle pero ninguna me sale de la boca.
- Bueno, creo que eso ya me lo dijiste una vez -digo de manera burlona-.
Centro mi atención a la televisión. Él sigue observándome hasta que se cansa y hace lo mismo. Poco después las tripas empiezan a sonarme.
- No puede ser -maldice Daniel a mi lado- te lo dije Estepa.-dice riéndose de mí-.
Cojo el cojín y se lo estampo en la cara. Sin verlo venir aterriza uno contra mi cabeza y seguidamente él aparece encima mío.
- Nunca me haces caso -me dice con su cara a pocos centímetros de la mía-.
- ¿Sabes lo mejor? -le pregunto aguantándome las risas-.
Me mira con cara de no entender nada de nada, lo siento tan cerca que casi no puedo respirar.
- ¿Qué? -me pregunta intrigado-.
Me muerdo el labio inferior y lo miro a esos ojos marrones casi negros.
- Qué gracias a mi, vas a tener más cosas que limpiar -digo riéndome sin parar-.
Al ver que no ejerce fuerza contra mi me separo, cayendo al suelo, de él. Su cara es un poema. Pero no puedo parar de reír.
- Estás me las pagarás Elena -dice levantándose hacia mi-.
Corro hasta la isla, una vez allí cojo un plato y lo llevo de cereales.
- Se siente Oviedo -le digo mostrando le el plato-.
Se me queda mirando con una sonrisa en la cara que me mata, bajo la mirada junto con mis mejillas coloradas hacia el plato. Empiezo a comer el bol con cereales con su mirada puesta en mi. No paro de reírme en ningún momento por su cara. Y para finalizar empieza a decirme tonterías que hace que algún cereal salga volando de mi boca. Daniel se va un momento arriba, su móvil suena, lo cojo y en la pantalla sale el nombre de Carlos. Él es uno de los más rebeldes que hay en el instituto, se ha metido en demasiadas peleas y broncas hasta tal punto de dormir en prisión. Qué le esté llamando no me da buena impresión pero cuando voy a dejarlo en el sitio aparece Daniel.
- ¿Ese es mi móvil? -dice señalándolo- ¿Porqué lo tienes tu?
Esta situación va a acabar mal, así que lo dejo en la encimera. Mala idea porque cuando ve quien es la persona que le vuelve a llamar su rostro pasa de calmado a ira.
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Continuará...🤬
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SOLO ÉL PODRÁ ACABAR CONMIGO. [Daniel Oviedo]
Roman d'amourElena una chica con carácter, alocada y deportista se verá llena de cambios en su vida, de gente gilipollas, de lugares y sobre todo el amor. Daniel Oviedo cambiará su vida por completo, traerá violencia, dolor, cabreos y enfados, pero traerá amor...