CAPITULO 73

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Nos quedamos mirándonos el uno frente al otro, se acerca a mi, me coge del cuello y me estampa sus labios contra los míos. Me agarro a su torso para no caerme por el impulso y poder besarlo. El ambiente se calienta tanto que ni recuerdo dónde estamos, la lujuria y el placer invaden mi cuerpo y también el suyo.

- Nena aquí no podemos -dice riendo mientras me apoya, con cuidado, en la pared-.

- Lo sé -digo mirándole a los ojos-.

- Recojelo y nos vamos -me dice dándome un pequeño beso en los labios-.

Asiento con la cabeza, me separo de él y camino hasta donde están mis cosas. Las guardo mínimamente en las bolsas de los patines, me las cuelgo en el hombro y cuando estoy lista salimos.

- Trae -dice quitándome una de las bolsas que llevo encima-.

- Gracias -digo entregándosela-.

Salimos y en la pista ya no queda nada, mi enctrenadora lo ha recogido todo, son las diez y media de la noche. Nos despedimos de ella y salimos para ir al coche, una vez dentro Dani enciende el motor y nos ponemos rumbo a casa. Me sobresalto al notar la mano de Daniel en mi muslo, lo miro y sonrio. Con sus dedos va haciendo pequeños círculos, y como estoy tan cansada mis ojos van cerrándose poco a poco hasta sumergirme en un profundo sueño.

Me despierto cuando escucho el coche pararse del todo. Abro los ojos y veo a Daniel mirándome.

- Hemos llegado -dice acariciando me la cara- Vamos, es tarde-.

Se desabrocha el cinturón y sale por la puerta, escucho como abre el maletero y saca las bolsas. Abro la puerta y me lo encuentro a mi lado, lo cojo por la cintura y entramos en casa. Ésta está en silencio cuando la pisamos después de unas cuantas horas.

- ¿Hola? -digo extrañada- ¿Kate?-.

-Estoy arriba- se escucha desde las escaleras-.

Cierro la puerta y Daniel deja las cosas en el suelo, caminamos hasta la cocina y cojo una manzana.

- Jesús y Kat ya se habrán ido -digo saboteándola- ¿quieres quedarte a dormir?-.

- Pues no tendré otra opción -me dice mirando el móvil- Jesús me acaba de enviar en mensaje diciéndome si, por favor, podría quedarme en tu casa a dormir-.

- Míralo él -digo riéndome- No es listo ni nada-.

- Demasiado -dice guardando el móvil-.

Acabo de comerme la manzana, lo cojo de la mano y subo escaleras arriba.

- Dios que cansada estoy -digo riéndome-.

Entro en mi habitación y me tiro en plancha a la cama, Daniel se ríe detrás de mi. Se acerca y me aparta los pelos de mi espalda para poder dejar pequeños besos en la parte de atrás de mi cuello.

- Me haces cosquillas -digo moviéndome-.

- Lo sé -dice con una voz muy sexy-.

Deja de darme besos cuando me levanto para ponerme el pijama, cuando lo tengo puesto salgo de baño y lo veo con un pantalón de chándal negro, pitillo, y sin camiseta.

- Vas a resfriarte amor -digo acercándome a él y dándole un pequeño beso en el pecho-.

- O tú vas coger algo con ese pijama tan gordo- dice pasando la mano por encima-.

Me rio por su comentario, cojo el móvil y miro la hora, las once y cuarto, lo pongo a cargar y seguidamente entro en la cama. Por el otro lado Daniel hace lo mismo, me acerco pasando mi brazo por su torso.

- Estás muy caliente -digo sorprendida-.

- Y tú muy fría -dice riéndose- anda ven -.

Se pone de tal forma que todo su calor pueda llegar a mi cuerpo frío.

- Buenos noches -digo cerrando los ojos-.

- Te quiero -me dice dándome un beso-.

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Continuará...❤️

SOLO ÉL PODRÁ ACABAR CONMIGO. [Daniel Oviedo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora