CAPITULO 84

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El sonido del mi teléfono hace que mis ojos se abran de golpe. Con la mano paro la alarma y me froto los ojos. Cuando empiezo a visualizar lo que pasó las mejillas se me enrojecen como dos grandes tomates, a mi lado se encuentra al chico más afortunado que una chica puede llegar a tener a su lado. Con cuidado, de no despertarlo, salgo de la cama. Camino hasta el baño, hago pis y me quedo mirándome en el espejo. Todo sigue igual, solo que una gran sonrisa se apodera de mi rostro al recordar la maravillosa noche.

Salgo del baño, Dani sigue dormido. Bajo a la cocina y empiezo a preparar el desayuno. Para mi no me hago muchas cosas porque en unas cuantas horas voy a competir.Mientras acabo de prepararle unas tortitas y un Colacao, conecto mi móvil a los altavoces que hay en la planta de abajo y pongo música pero no muy alta para no despertarlo.

Aunque tampoco he de aflojarla tanto, cuando por el pasillo de las escaleras veo a Daniel con sus muletas, sin camiseta y con el pelo alborotado.

- Estos sí que son buenos días -dice viniendo hasta donde estoy-.

Cuando llega hasta mi, apoya las muletas en la encimera y seguidamente a mi para luego besarnos sin control.

- Buenos días -digo riéndome-.

Nos separamos y pongo los desayunos en la isla, al verlo de nuevo me entra un ataque de risa al ver su expresión.

- Nena vas a mal criarme -dice dando zancadas hasta coger un taburete y sentarse-.

Nos sentamos y empezamos a desayunar, al terminar lo recojo todo y subimos para vestirnos. Pero antes de eso me hace la pregunta que tanto estaba nerviosa por responder.

- Oye nena -dice Dani cogiéndome de la cintura para darme la vuelta- sobre lo de esta noche, ¿estás bien? -.

La respiración se me agita al estuchar su pregunta. Con impulso me siento encima de la encimera para poder llegar a estar un poco más cerca de su estatura.

- Sí, ayer fue genial -digo pasando mi mano por su mejilla- no has de preocuparte-.

- ¿Segura? -me vuelve a preguntar-.

- ¿Daniel Oviedo dudando sobre sus cualidades en la cama? -digo bajándome de la encimera y recorriendo el pasillo- ¿qué te ha pasado? -.

- OYE OYE no malinterpretes mis preguntas -dice llegando hasta mi- yo nunca dudo de mis mejores cualidades nena-.

Acto seguido me río por su comentario, pero a la vez sé cuanta razón tiene. Ya en la habitación los dos nos cambiamos, empiezo a preparar las bolsas con el maquillaje, el malliot, los patines y muchísimas más cosas. Esta competición la juego en casa así que no hemos de hacer un trayecto muy grande, y mejor teniendo a Daniel escayolado.

- Nena vas a llegar tarde -dice Daniel desde la puerta principal-.

- YA VOY -chillo desde la habitación-.

Bajo, salimos y coloco todas las bolsas en el maletero. Conduzco yo así que cuando entro en el coche meto las llaves y arranco. El pabellón no está muy lejos pero al menos son diez minutos en coche. Daniel apoya su mano en mi muslo, con sus dedos va rozándome haciendo que mis nervios vayan calmándose poco a poco.

- ¿Estás bien? -me pregunta-.

Giro mi cabeza para mirarlo y veo que me mira preocupado.

- Sí -afirmo muy seca- ¿porqué lo preguntas?-.

- Bueno estás -dice pensando como describirlo- un poco pálida-.

- Supongo que son los nervios -digo intentando no preocuparle-.

Pero me conoce, y yo lo conozco a él y sé que no me va a quitar el ojo de encima hasta que salga de la pista. Ocho minutos más tarde aparcó en el parking del pabellón, Daniel baja del coche mientras yo saco las cosas del maletero. Me reúno con él y entramos los dos por la puerta. Allí veo a Kate y a Estefania esperándonos.

- ¿Estás lista? -pregunta Kate entusiasmada-.

- Si -digo- creo-.

Saludo a mi entrenadora, y luego está se va a la pista porque por megafonía han llamado a todos los entrenadores, Kate ha desaparecido cuando a visto una parada de tortitas con nocilla. Así que volvemos a estar Dani y yo solos.

- Eh mírame -me dice agarrando la muleta con la otra mano para poner una de ellas en mi barbilla- respira ¿vale?, tu puedes nena -.

Respiro hondo y lo abrazo, sinceramente no sé qué me pasa. He echo esto millones de veces, pero siento que esta vez va a ser diferente. Me despido de él y bajo a los vestuarios, allí busco el nombre de mi club y entro. Está casi vacío, cosa que agradezco mucho. Coloco todas mis bolsas sobre el banco y empiezo a prepararme. Cuando estoy pintada y maquillada, empiezo un pequeño estiramiento y luego me coloco el maillot con el que voy a competir. Con los patines bien puestos y todo en su sitio salgo de los vestuarios para dirigirme a la pista.

Me reúno con Estefania en uno de los bancos.

- Dentro de unos minutos empiezas el entreno -me dice mirándome- ¿Estás bien? -.

No sé qué le pasa a todo el mundo que me mira y me dice que si estoy bien, pero es que estoy perfectamente.

- Claro -digo riéndome-.

- Bueno vale -dice levantándose-.

Los minutos pasan y por megafonía nos llaman a todas las patinadoras, una por una, para que entremos a la pista. Empiezo con los saltos y luego paso a las piruetas. La verdad es que estoy bastante más nerviosa de lo normal, pero tampoco sé el porqué. Cuando salgo de la pista al terminar mi entrenamiento Estefania viene corriendo hacia mi.

- Ha habido un cambio de salidas -me explica-.

- ¿Y qué salgo? -pregunto sentada en el bando respirando muy deprisa-.

- La segunda -me responde-.

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Continuará....❤️

SOLO ÉL PODRÁ ACABAR CONMIGO. [Daniel Oviedo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora