SOLO ÉL PODRÁ ACABAR CONMIGO. [Daniel Oviedo]

CAPITULO 75

El corazón se me paraliza, la respiración empieza a ser más y más rápida.

- ¿Qué hospital? -digo con lágrimas en los ojos-.

- Hospial de la Zarzuela, urgencias- dice antes de colgar-.

Lanzo el móvil al sofa, subo corriendo las escaleras y me cambio. En menos de cinco minutos estoy lista y saliendo por la puerta. Llamo a Oliver y les explico que no estaré en casa si vuelven porque estaré en el hospital por Daniel. Mientras conduzco mis manos tiemblan demasiado, me obligo a mi misma a pensar en positivo pero cuando llego y entro en el pasillo de urgencias todas mis esperanzas empiezan a caer. Jesús se gira y al verme corro hasta llegar a él.

- ¿Qué ha pasado? -pregunto intentando contener las lágrimas para después-.

- Con la moto -dice sin aguantar las lágrimas-.

Lo abrazo muy fuerte, me separo de él y Kat aparece detrás de mi.

- Explícamelo, no voy a pedirle que me lo diga él-le pido a Kat sentándome en la sillas de la sala de urgencias-.

- Daniel estaba en la moto, por lo que dice la policía lo envistieron por la lado y cuando llegaron al sitio del accidente estaba muy mal e inconsciente al llegar al hospital -dice con lágrimas en los ojos- tan solo llegar aquí lo han metido en el quirófano, por lo que nos han dicho tiene una fractura en el peroné, contusiones en el cuerpo, heridas profundas y no sabemos si sigue inconsciente o no-.

Miro a la pared sin creérmelo, en un segundo todo se a desbordado. Pasan las horas y nadie nos dice nada, Kate y Oliver han venido pero dos horas después lo he mandado a casa porque esto no es sitio para ellos dos. Me duele la espalda y las piernas, los padres de los Oviedo han venido cuanto han podido. Se han llevado a Jesús nada más verlo y aún, después de horas, no ha vuelto. Kat está muy preocupada por Jesús por lo que se ve algo dentro de él no está bien, siente como que una mitad de su cuerpo faltase.

Dicen que los gemelos siempre están unidos aunque no estén juntos y si uno de los dos le pasa algo el otro gemelo siente algo parecido.

- Eso no significa algo al cien por cien -pienso levantándome-.

Empiezo a dar vuelta y vueltas por el pasillo, Jesús vuelve y Kat se tira en sus brazos. Me acerco a él y me lo quedo mirando.

- Es extraño -me dice triste-.

- Hay que ver que nos dicen los médicos -le dice Kat abrazándolo-.

Apoya mis codos en mis piernas, con mis manos me quito algunas lágrimas que salen de mis ojos. Así es como se sintió él cuando yo estuve en coma, pero en ningún momento me dejó, estuvo allí día tras día, luchando y pensando en positivo durante todo el tiempo. Se lo debo, a él y a toda la gente que estuvo a mi lado aún que yo no me diese cuenta.

Ahora él me necesitas al suyo y no pienso decepcionarle, no seré yo quien baje los brazos, no seré yo quien se rinda tan fácilmente, no seré yo quien le decepcione.

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Continuará....❤️