CAPITULO 34

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- Yo..estaba sonando y -digo intentando terminar la frase-.

- Elena, no toques mis cosas -me dice muy cabreado,acercándose para coger el móvil, responder a la llamada e irse otra vez hacia el piso de arriba-.

Sinceramente no sé que coño pensar. ¡COMO SI HUBIESE ROTO SU MÓVIL! Me cabrea pensar que por una gilipollez como esa se enfade y me hable así. Vuelvo a la isla, recojo el bol, lo lavo y lo dejo en el fregadero secando. Me acerco a las puertas de cristal que dan al patio y miro como la nieve está volviendo a aparecer en el aire. Calculo que habrán unos cuantos centímetros de nieve y que seguramente a estas horas mi coche habrá desaparecido bajo la nieve.

Abro la puerta de cristal, el aire frío entra en mis pulmones dándole una sensación fría en mi cuerpo. Salgo y me quedo debajo del pequeño porche. No me doy cuenta de cuanto tiempo ha pasado cuando noto a Daniel detrás de mi.

- Vas a resfriarte -me dice frío-.

- Tu, no me hables -digo igual de fría que él y sin girarme-.

Un silencio inunda la casa. Escucho como se aleja poco a poco hasta oír cerrarse la puerta principal. Rápidamente entro en casa, cierro la puerta y subo a su habitación. Empiezo a coger mis cosas, las pocas que tengo me las guardo en los bolsillos, bajo las escaleras y antes de salir me quito la sudadera dejándola en el sofá. Cierro la puerta, empiezo a andar. Miro el móvil y veo que son las dos en punto, así que, calculo que entre un cuarto de hora y media hora llegaré a mi casa.

Una vez en casa y con una llamada de Kat en el contestador, entro en el salón.

-¡HOLA! -chillo para que la casa entera se de cuenta de mi presencia-.

- Elena por fin -me dice Kate abrazándome- papá y mamá han ido a no se donde y me han dicho que volverán dentro de una hora-me explica Kate-.

Hablamos de todo lo que le pasó ayer y como se tubo que quedar a dormir a última hora en casa de su amiga. Yo le explico poco y por encima. Luego subo a mi habitación, mi quito la ropa y la dejo dentro del cesto de la roba sucia. Entro en el baño, enciendo el agua caliente y me meto dentro, haciendo que todo mi cuerpo se abrase. La sensación es increíble y muy necesaria. Tardo como una hora en ducharme. Salgo y me pongo un chándal y una sudadera, con el pelo enrollado en mi cabeza salgo del baño para encontrarme con Daniel sentando en mi cara con cara de mala hostia.

- ¿QUÉ COÑO HACES AQUÍ? -le pregunto de mala hostia-.

Sin responderme se levanta y da un paso a delante.

- No estaría aquí si hubieses estado en mi casa cuando he llegado, ¿porque coño te has ido sin avisar si quiera? -me pregunta enfadado-.

- Después de cómo me has hablado no tengo que explicarte nada -digo pasando por su lado y chocando con su hombro-.

Al pasar por su lado me coge de los hombros y me quedo apoyada entre él y la pared de mi cuarto.

- Ni una sola nota, ni una llamada bueno si, solo la de Jesús preguntándome si nos habíamos ido algún sitio porque no estabas! -me dice más cabreado que nunca- no tienes ni idea de cómo me he puesto al saber que no estabas, que te habías ido o que te podría haber pasado cualquier cosa -acaba diciéndome-.

- ¿Qué más te da? -le pregunto mirándole a la cara-.

- Porque me importas joder -dice acercándose mucho a mi-.

Su cuerpo roza el mio, siento como una electricidad inmensa entra y fluye por todas las partes de mi cuerpo. Me estremezco a lo que él se da cuenta.

- ¿Estás nerviosa? -me pregunta mirándome fijamente-.

- No -le miento-.

No acaba de creérselo y tampoco le voy a dar la opción de que lo piense, así que lo empujo apartándolo de mi. Camino hasta sentarme en mi cama y mirarle.

- No vas a irte,¿verdad?-le pregunto cansada-.

- No -me responde secamente-.

- ¿Porqué te a llamado Carlos?-le pregunto intrigada-.

Su facción pasa a estar tensa por segunda vez en el día.

- No es algo que te incumbe -dice moviéndose de un lado a otro-.

- Ten cuidado Daniel -le digo cansada de sus juegos bipolares-.

- Vale, ahora has de irte-le digo levantándome de la cama-.

Camino hasta la puerta, la abro y le hago un gesto para que se vaya. Al parecer no lo pilla y se sienta en mi cama. Me rindo, voy al baño, cojo el peine, me quito la toalla que me envolvía el pelo. Salgo y empiezo a peinarme lo para desenredar lo. Al acabar me doy cuenta de que me está mirando todo el rato, que en ningún momento aparta la vista en mi.

Se levanta, haciendo que yo instintivamente me levante, y se me queda mirando. Me coge de la cintura y sus manos me atraen hasta tener los dos cuerpos, casi completamente, juntos.

- ¿Qué estás haciendo conmigo Elena? -me pregunta muy seriamente-.

- ¿Y tu? -le pregunto yo-.

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Continuará...😱

SOLO ÉL PODRÁ ACABAR CONMIGO. [Daniel Oviedo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora