CAPITULO 32

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Me muevo de un lado a otro, la nieve invade todo el suelo. De lejos un coche se aproxima a mi, para y la persona se baja del coche. Cuando mis ojos ven quien es destellan alegría. Daniel Oviedo.

Y me despierto, abro los ojos de golpe. Miro a mi alrededor y no le encuentro sentido a ninguna de las cosas que hay en la habitación. Apoyo mi espalda en el cabecero de la cama. Es una habitación hermosa, grande y luminosa. Hay un escritorio, en frente de una ventana, las paredes son blancas excepto una que es de color negro. Me levanto y veo que hay una guitarra y un toca discos.

-La habitación de Daniel- pienso cuando veo una foto suya junto a Jesús-.

En una mesa pequeña veo que hay una libreta, me acerco, observo y se exactamente qué es. Esta escribiendo una canción donde dice:


Quise curar mi corazon y contigo lo conseguí,

yo quise querer de verdad y contigo lo descubrí,

yo quise olvidarme de todo y que mis sentimientos solo hablen de ti,

de ti no quiero separarme, la distancia duele,

por ti si que vale la pena,

Me quedo asombrada, es una letra preciosa y única. Me siento al filo de la cama, esta canción no sale de mi mente en ningún momento. Veo que en el escritorio hay un baso de agua con una aspirina. Solamente cojo el baso de agua, me acerco por la ventana y veo que todo el patio y las casas están repletas de nieve.

Me calzo los zapatos, entro en el baño y me peino minimamente, me lavo la cara y poco más. Al salir del cuarto de baño veo mi móvil encenderse. Lo cojo y veo que tengo tres llamadas perdidas de Kate y mis padres. Los llamo a todos y les explico lo que pasó ayer por la tarde. Kate me dice que se tubo que quedar en casa de su amiga a dormir porque las calles estaban cortadas y que hoy por la mañana papá y mamá la han ido a buscar. Me cuelga porque dice que se va a comer churros con chocolate y que cuando vuelva he de explicar porqué no estoy en casa.

Dejo el móvil en la mesita, abro la puerta de la habitación. Escucho a gente hablar así que bajo poco a poco las escaleras. Llego a la cocina y veo a Jesús y Daniel en pijama.

Daniel es el primero que me ve haciendo que Jesús se gire para verme mejor.

- Hola -me dice Daniel- ¿cómo te encuentras?.

- Ey! -dice Jesús- Si estás despierta!.

Me rio por su comentario.

- Estoy bien, aunque con algo de frío -digo abrazándome conmigo misma-.

Daniel se levanta de su silla, camina hacia el salón desapareciendo y segundos después vuelve.

- Ten, póntela -me dice entregándome una sudadera negra-.

Me la quedo mirando, me la pongo y mis fosas nasales se invaden de su olor

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Me la quedo mirando, me la pongo y mis fosas nasales se invaden de su olor.

- Muchas gracias -le digo acercándome a Jesús-.

- Elena, ¿quieres algo de comer? -me pregunta Jesús-.

- Oh no tranquilo, no tengo apetito ahora mismo -digo poniéndome roja-.

Siento la mirada de Daniel puesta en mi todo el rato.

- Bueno pues me voy porque he quedado con Kat -dice Jesús levantándose y dejando los platos en el fregadero- hoy te toca lavarlos a tu hermano.

Él sube a su habitación haciendo que me quede a solas con Daniel, que no para de mirarme.

- Has de comer -me dice Daniel sin apartar la mirada de mi-.

Camino hasta sentarme en el taburete donde estaba Jesús. A pollo mis brazos en la isla y le miro.

- ¿Vas a obligarme Oviedo? -digo sosteniendo mi mirada con la suya-.

Se mueve hasta quedarse completamente ante mi.

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Continuará....🔥😍

SOLO ÉL PODRÁ ACABAR CONMIGO. [Daniel Oviedo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora