CAPITULO 44

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Han pasado dos días desde que hemos cogido las vacaciones de invierno, los Oviedo se han ido a Sevilla como dijeron así que nos hemos quedado Kat y yo juntas.

Salgo del pabellón terminando mi último entreno del año. Me despido del equipo deseándoles unas buenas navidades y fiestas. Entro en el coche dejando las bolsas en el maletero y me pongo en marcha para llegar a casa. Una vez dentro saludo a todos y subo a mi cuarto, dejo las bolsas en el primer sitio que veo y entro directamente en la ducha. Cuando salgo de la ducha miro en el armario que coger, veo un chándal negro y una sudadera blanca y me visto, fácil, sencillo y cómodo. Bajo asta el salón donde está Kate con la televisión.

- ¿Que estás viendo Kate? -pregunto sentándome a su lado-.

- Guerra de Cupcakes -dice sin quitar ojo a la pantalla-.

Media hora después mamá y papá aparecen por casa. Ellos aún están trabajando hasta mañana al mediodía. Me levanto y pongo la mesa, mamá hace la comida y papá sube a su despacho a trabajar, seguramente. Una vez listo todo nos sentamos en la mesa. La comida está buenísima.

- Mañana por la noche vendrán la abuela y los tíos de Barcelona, para cenar todos juntos y se quedarán a dormir- Nos explica papá- ¿Elena podrías acompañarnos para ir a buscarlos? En un coche no entramos todos-.

- Sí claro, ningún problema -digo comiendo el pollo que ha hecho mamá-.

- ¿Se van a quedar a dormir todos? -pregunta Kate flipando-.

No es que no los quiera en casa pero somos muchos cuando nos juntamos, a veces la cosa se lía y es un agobio.

- Si y más te vale no hacer lo del año pasado Kate- le advierte mamá-.

- ¡No fue culpa mía! -se queja Kate-.

Cesar, nuestro primo mayor cabreó tanto a Kate ese día que le tiro todo el vino y el agua que había en la mesa. La cara de nuestro primo fue un poema, y mañana volverán a verse.

Al acabar recogemos la mesa, Kate se sienta en el sofá para seguir viendo la tele y yo me subo a mi cuarto. Entro y el móvil empieza a sonar, miro la pantalla y veo que es Daniel.

Nos pasamos casi una hora hablando, me cuenta todo lo que han hecho desde que han llegado y la que han liado. Yo le explico lo poco que hemos hecho estos dos días y el plan de mi familia para mañana.

Es increíble que con solo dos días ya lo eche en falta. Aún no me ha dicho nada de Carlos, me preocupa que se meta en líos por ese desgraciado.

Al terminar de hablar cuelgo y dejo el móvil en la mesita. Me tumbo en mi cama y el cansancio del entrenamiento se apodera de mí quedándome dormida.

....

La luz del día ya no entra por mi ventana cuando me despierto, sino el atardecer. Me levanto y bajo las escaleras. En el sofá está mamá y Kate dormidas, paso por su lado y les doy un beso en la mejilla. En la cocina cojo un plátano y meriendo.

Subo las escaleras para ir a la plata de arriba, camino pasando de largo mi habitación. Cuando llego a la puerta del final de todo pico.

- Pasa -dice la voz de papá-.

Abro la puerta y entro en su despacho, es grande y con ventanas. Tiene fotos nuestras por todas partes y muchísimos libros. En su escritorio hay ha rebosar de papeles y carpetas.

- Hola cielo -dice quitándose las gafas- ¿qué tal?

Camino hasta sentarme encima suyo.

- Bien, solo que aburrida -digo riéndome al escucharme-.

Me quedo mirando la foto que tiene en su escritorio, bueno una de muchas. Pero esta precisamente es especial.

Fue la primera vez que patiné con él, recuerdo que papá me insistía una y otra vez para que lo probase, y yo con lo cabezota que era no quería. Una tarde hicimos un trato.

- Elena, ¿qué te parece si hacemos un trato? -me dijo el cogida en brazos-.

- ¿Qué trato? -respondí con seis años recién cumplidos-.

- Tu pruebas patinar y yo a cambio te prometo llevarte donde tú quieras -me propuso papá-.

- ¿Donde yo quiera? -pregunté-.

Asintió con la cabeza para responderme.

- Pues quiero que me lleves siempre contigo, a donde quiera que vayas porque te quiero mucho -le respondí con sinceridad-.

- Ese día me deslumbraste cielo -me dice dándome un beso en la mejilla-.

- Oh y tú a mí poniéndote esos patines -digo riéndome al ver su cara-.

Nos reímos sin parar durante, al menos, cinco minutos.

- ¿Cual será vuestro próximo viaje? -pregunto mirando a la pared-.

- Aun no lo sé pequeña -me responde acariciando me la mejilla-.

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Continuará....👫

SOLO ÉL PODRÁ ACABAR CONMIGO. [Daniel Oviedo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora