Camina y vuelve sobre sus pasos porque como se quede parado las cuatro paredes que le rodean se le caerán sobre los hombros y, junto al peso del denso aire que siente está respirando, no se vería capaz de continuar sereno. Ni la mirada de ella ni sus palabras colaboran a que toda esa presión disminuya.
—Qué más quisiera poder decirle que tenemos un caso solucionado entre manos pero mentirle sería completamente absurdo, señor Cepeda.
— ¿No se sabe absolutamente nada de ella? —La jefa de la policía niega tajante y él se cubre la cara con las palmas de sus manos para contener la frustración— Me dijeron que creían tener algo.
—Y así era —asegura ella— pero estiramos del hilo y...
El teléfono del gallego interrumpe la conversación, parece desear ignorarlo pero el silencio de la otra parte le obliga a descolgar tras ver el nombre en la pantalla.
—Hola Aitana ¿podemos hablar en otro momento? Estoy muy ocupado —afirma colgando sin dejar margen siquiera a una respuesta.
—Pues vale —masculla la catalana cuando en la línea sólo se escucha silencio.
Alza las cejas contrariada por haberse quedado de nuevo con la palabra en la boca pero los labios de su novio sobre el cuello al obligan a olvidarse del tema y poner todas sus atenciones a dedicarle una sonrisa agradecida por la comida.
Tal y como Aitana le prometió el día anterior se han pasado en la cama toda la mañana hasta que sus estómagos han empezado a rugir y les han recordado que sustituir el desayuno por unos cuantos mimos más tiene sus consecuencias. Mientras Diego cocinaba ella le comentaba que había estado pensando en el alquiler y creía tener una decisión tomada.
—Me extrañó cuando dijo lo de que necesitaba ese precisamente al ofrecerle que tenía más opciones de alquiler...
—Es un poco raro —afirmó Diego sin darse la vuelta para poder controlar la comida.
—Pero, bueno, si puedo evitar que se hagan tantos cambios pues mejor —Intentaba justificar Aitana— Y si encima dice que no puede pagar un pintor... ¿Qué seguridad me da?
— ¿Y qué era eso que me dijiste de las luces? —La chica se encogió de hombros y él volvió a concentrarse en la cocción de la pasta— No te comas más la cabeza, amor, yo también creo que la mejor opción son Lucas y Mario.
Y, aún sabiéndole un poco mal al recordar aquel resquicio de desesperación en sus ojos al decir que era su única opción, después de esos dos desplantes al teléfono se alegra de que su decisión nada tenga que ver con el gallego.
—Huele súper bien, cariño —afirma ella mordiéndose el labio frente a los macarrones.
—Espero que estén bien hechos, últimamente el horno no va demasiado bien...
—A ver... —prueba a ciegas un par de ellos junto a la salsa y sonríe— ¿A ti se te da algo mal? Están buenísimos.
—Algo habrá.
—Pues llevamos dos años juntos y aún no lo he descubierto —comenta apoyando la mejilla en la palma de su mano—, sorpréndeme.
—Soy completamente arrítmico —admite Diego divertido, ella frunce el ceño y niega.
—Te he visto bailar y lo haces bien.
—Quizás bailando pero para los instrumentos soy un completo negado —se encoge de hombros— ¿No te has dado cuenta que nunca he cogido tu guitarra? Deberías agradecérmelo, sería capaz de romperla antes de tocar algo decente.
—Pero eso es normal, si no sabes... Ni que yo fuera una experta.
—Lo he intentado cientos de veces, Aiti, no hay manera.
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Inefable.
FanfictionAitana se haya en una lucha interna entre algodones para ser alguien siendolo ya todo. Ansía menos de lo que tiene pero pudiendo lograrlo por sus propias manos. Lo mires por donde lo mires la vida de Luis no se torna nada fácil. Su historia es, prec...