- 8

2.6K 112 14
                                    

La adora y volver a verla es lo mejor que le ha pasado tanto a él como a Lucía desde que ingresaron en el hospital pero hay algo en ella, en su forma de ser, que consigue llegar a desquiciarle. Quizás la sobreprotección con la niña, con él mismo o con cualquier cosa que les rodee, o quizás simplemente son tan parecidos por culpa del puto ADN que sus caracteres colisionan hasta tal punto de explotar.

Sea cual sea la respuesta correcta agradece haberse contenido y conseguir, con la colaboración de María, que se marche a tomar un café junto al padre de ambos mientras él se da una ducha sabiendo que Lucía está al cuidado de su hermana.

Secador en mano, esforzándose en controlar los rizos que luchan por acampar libres por su cabeza, intenta dejar la mente en blanco para cesar de culpabilizarse por no poder parar de darle vueltas a la estúpida ilusión que siente desde por la mañana. Encubierta en recibir por fin las llaves de su nuevo piso y, a posteriori, el reencuentro con sus padres y hermana ha logrado mantener a raya el reproche de sentirse absurdamente nervioso por el momento para el que se está preparando.

Sabe que sólo la ha visto en un puñado de ocasiones, casi siempre en el mismo lugar y en la totalidad de las veces de forma meramente obligatoria para ella. Y por mucho que lo sepa, por mucho que se recuerde que es una puñetera desconocida que simplemente ha entablado algo de cariño con su hija y es amable con él por pura obviedad, no puede evitar esas ganas de volver a verla para confirmar si sólo es ilusión por el paso adelante en su nueva vida o si, de alguna manera, ella se está colando en esta sin que él lo pretenda.

¿Y podremos ir a México cuando yo salga del hospital?

—¡Claro! En verano os podéis venir ¿qué te parece? —propone su tía sonriéndole y dándole gracias al universo por habérsela devuelto Aún siente que el aire se le escapa de los pulmones cuando recuerda la llamada desesperada de su hermano desde el otro lado del charco gritándole que no sabía donde se habían llevado a Lucía. Nunca, siquiera cuando era un enano que podía mecer entre sus brazos, le había escuchado llorar de tal forma— ¿Te gusta vivir en Barcelona, cariño? —No es quién para juzgar la decisión de Luis, lleva años viviendo en la otra punta del mundo, pero teme que a diferencia de lo que él asegura el cambio de vida sólo sea una vía de escape por todo lo que ha pasado.

Sí, papá me ha enseñado todas las cosas guays que haremos cuando me ponga buena y tengo muchas ganas de ir al nuevo cole cuando sea más mayor. Lo primero, primerísimo, que quiero hacer es ir a la playa porque en esta si hay arena y papá me ha dicho que podremos hacer castillos enormes.

María está dispuesta a continuar indagando en cuán bien ha vendido su hermano la ciudad a la pequeña cuando la puerta se abre tras un par de casi imperceptibles golpes contra la madera. En un primer instante la confunde con una enfermera pero, viendola bien, es obvio que no trabaja en el centro o, al menos en ese momento, no está ejerciendo.

—Hola, siento molestar —saluda dedicándole una amplia sonrisa a una emocionada Lucía que, tras más de cuatro días sin verla, ya echaba de menos su presencia.

—Hola, encantada, soy María —responde la gallega poniéndose en pie frente a ella tendiendole la mano como saludo— ¿qué querías?

—Pues es que he quedado con... —carraspea la garganta nerviosa, se vuelve a arreglar el flequillo y ladea la cabeza intentando recobrar el coraje— Había quedado con Luis en un rato para firmar el alquiler, pero me he quedado libre antes de tiempo y he pensado que, quizás, podía pasarme a ver a Lucía antes de irnos.

—¡Amiga! Tú eres la famosa Aitana, ahora lo entiendo todo. Pasa, voy a avisarle.

Lucia, sin poder hacer más que comunicarse de la mejor manera que le es posible para que Aitana le entienda sin necesidad de un intérprete, salta de la cama en busca de la carpeta en la que su padre guarda todos los dibujos que ha hecho a lo largo de su estancia en el hospital.

Inefable.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora