—Thunder, ¡ven aquí!
—Me parece alucinante que te haga más caso a ti que a mí —refunfuña la cantante escurriendo su camiseta.
—Es porque siempre que le hablas pones esa voz de bebé —explica él con despreocupación mientras continúa retirando la espuma que persiste en aguantar en el pelo del animal.
—Es que es mi bebé, es más grande que yo, pero es mi bebé —se excusa Camila encogiéndose de hombros.
—Y un bebé que puede contigo —añade Shawn entre risas para hacerla rabiar.
—Bueno, y casi contigo, que te recuerdo que tengo pruebas. Por una vez tengo algo que agradecer a los paparazzis —concede agachándose a dejar un beso en la cabeza de Thunder—. Buen chico.
—Te lo he dicho miles de veces. Me estabas distrayendo y alguien le silbó.
—Suerte que te dedicas a la música, porque como mentiroso no tendrías futuro —sentencia la chica observando cómo el perro sale corriendo para volver a sus juegos y su hermana se asoma al jardín para llamarles.
—Ha llamado Roger, voláis de madrugada y os va a recoger un coche de producción cuando lleguéis a Barcelona. Y vuelve a disculparse por no poder viajar con vosotros —explica Sofía cuando la pareja entra al salón de la casa.
—Gracias, amor —sonríe su hermana dejando un beso en su cabeza—. A ver, tú, encantador de perros, tenemos que hacer las maletas antes de cenar porque quiero descansar antes de coger el avión y luego son todo prisas, además nos tenemos que duchar... Así que al lío —anima la cubana estirando de su brazo escaleras arriba.
Apenas unas horas después, la pareja embarca en el avión que les conducirá hasta la ciudad condal, con una mezcla de ilusión y nervios contenida en sus estómagos. La cantante es consciente de la sorpresa que se va a llevar su amiga al verles aparecer en la gala, pero no puede negar que ella está incluso más emocionada por poder conocer al fin en persona a Luis y Lucía. Y si, además, todo eso se produce colaborando para una causa tan importante y a la que se siente tan unida, mejor que mejor.
Unas horas antes de que la cubana y el canadiense aterricen, en el mismo aeropuerto pero en distinta terminal, María encabeza el reducido grupo que conforman ella y sus padres. No lo reconoce pero, aunque acostumbra a saber moverse por los aeropuertos de medio mundo cual pez en el agua, se siente un poco desubicada porque es su primera vez en el de la capital catalana.
—Cosme me dijo anoche que nos esperaría fuera —recuerda su madre cuando la chica justifica su paso cauteloso con estar esforzándose en reconocer el rostro de alguien que únicamente ha visto en fotos.
—Pues creo que se sale por allí —vaticina señalando una gran puerta acristalada.
Por fortuna la gallega estaba en lo cierto, y pronto, entre un gran grupo de personas que esperan un taxi, los Cepeda divisan el brazo alzado del catalán en un intento por hacerse ver. Tras los abrazos y besos de rigor, y la ilusión de Cosme al conocer por fin en persona a la famosa "tía María", los cuatro se dirigen en el coche del último a la casa en la que les esperan Aitana, Luis y una impaciente Lucía, que ha tachado por fin el último de los cuadraditos en su calendario que precedían el regreso de sus abus y su tía.
—Mami ¿podemos ir abajo a esperar, porfi? —pregunta la pequeña cuando se cansa de mirar por la ventana sin resultado alguno.
—Amor, hace mucho frío en la calle, es mejor que les esperemos aquí —explica con ternura la catalana colocándose de cuclillas frente a su pequeña.
—Jo, pero tardan mucho —se queja la niña esbozando un mohín.
—¿Qué te parece si vamos al sofá y te hago cosquis hasta que vengan? Todo el rato que les quede —propone la catalana optando por cerrar el portátil, posponiendo la revisión de correos para otro momento.
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Inefable.
FanfictionAitana se haya en una lucha interna entre algodones para ser alguien siendolo ya todo. Ansía menos de lo que tiene pero pudiendo lograrlo por sus propias manos. Lo mires por donde lo mires la vida de Luis no se torna nada fácil. Su historia es, prec...