Luis acomoda sobre el hombro derecho de su novia la manta que, con el movimiento para que la pudieran compartir, se había resbalado ligeramente por su brazo. Las mejillas de Aitana, a pesar de la baja temperatura que hace en el exterior, se tiñen rojizas con el dulce silencio que se establece entre ellos mientras que el chico hace malabares para servir el té sin que se caiga puente abajo.
—Menos mal que cogimos el pijama más gordo de todo el armario —comenta la catalana agradeciendo el, para nada socialmente estético, pijama de suave pelo de algodón que le cubre el cuerpo.
—Si quieres vamos dentro —propone ofreciéndole la taza.
—No, estoy bien aquí —rebate ella sonriendo—, y ya si me abrazas...
—Pero sólo para que no te pongas mala y me lo acabes pegando ¿eh? —bromea accediendo encantado.
—Claro, ¿qué otro motivo podrías tener? —cuestiona despreocupada mientras los brazos de su novio la rodean.
—Está vibrando algo —refunfuña Luis abriendo los ojos que, tan en paz consigo mismo y con todo lo que les rodea, había cerrado disfrutando del combo del contacto con su novia, el aroma natural que desprende y la relajada voz con la que ríe y bromea— ¿Es tu móvil?
—Sí —confirma buscando en el bolsillo de su pantalón—. Videollamada. Mi padre. ¿Sabes quién va a salir en pantalla, verdad? —cuestiona divertida.
—Me hago una idea —murmura mordiéndose el labio—. Contesta, porfi, me muero por verla —confiesa demostrando la desazón que, para que pudieran disfrutar de la escapada, ha estado reprimiendo admitir durante todo el día.
—¡Aiti!¡Papi! —saluda eufórica Lucía a través de la pantalla.
Ambos hablan a la vez, casi tan exaltados como ella, haciéndole tantas preguntas que Lucía cree que puede salirle ese, ya anteriormente temido, humo por las orejas.
—¿Cómo estás, peque?¿Te estás portando bien? —pregunta su padre cuando, por fin, consiguen mantener un orden en el turno de palabra.
—Sí —confirma Cosme asomándose por un lateral de la pantalla—, nos lo estamos pasando muy bien, y este bichito tiene un plan súper diver para mañana por la tarde, ¿a que sí, pitufa?
—He quedado para ir al cine —informa haciendo que, a pesar de la obviedad, siendo conscientes de su edad, Luis y Aitana sientan un pequeño nudo en la garganta cuando escuchan lo que parece un precedente a un futuro que, por mucho que quede, está más próximo de lo que quisieran admitir.
—¿En qué momento nuestra peque se ha convertido en una adolescente? —cuestiona exagerando su desasosiego mientras mira con carita de pena a su novia— ¿Llevamos un día fuera o han sido diez años?
—Uno, papi —le aclara Lucía para intentar tranquilizarle—. Pero yo ya soy mayor y la tita Marta me ha dicho que me podré pedir una colalola pequeñita con las patomitas —presume con una gran sonrisa.
—¿Y esas palomitas quién te las ha prometido? —pregunta el gallego temiendo que su amigo ande metido en el plan.
—El tito Roi hace así de tiempo —explica haciendo un gesto que representa una gran cantidad.
—Ya me parecía a mí... —susurra poniendo los ojos en blanco.
—¿Así que vas a ir al cine con los titos, eh? —interviene Aitana con una mirada que esconde cierta sospecha.
—Sí, después de pasear a Rosita porque ella no puede entrar al cine porque no le dejan. Entonces iremos al parque con ella y luego al cine, la tita Marta dice que el tito nos recogerá en su casa y que mientras tanto podemos dibujar. También me ha dicho que Bola se puede venir porque el tito seguro que está dispuerto a pagar una entrada para él.

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Inefable.
FanfictionAitana se haya en una lucha interna entre algodones para ser alguien siendolo ya todo. Ansía menos de lo que tiene pero pudiendo lograrlo por sus propias manos. Lo mires por donde lo mires la vida de Luis no se torna nada fácil. Su historia es, prec...