Baja las escaleras con la pequeña entre sus brazos dejando atrás el sonido del agua que cae en la ducha que Luis se está dando. Aitana finge, exageradamente, llevarse grandes sustos a cada intento de Lucía por sobresaltarla consiguiendo que la niña ahogue las carcajadas en el hueco de su hombro mientras avanzan hasta la cocina.
La catalana cree que sea imposible querer más esa pequeña cosita que se abraza a ella pero, con cada nueva sonrisa, el cupo de amor que le profesa aumenta exponencialmente y consigue hacerla creer que puede explotar de tanto amor que acumula en su corazón.
—¿Y hoy duermes en mi casa con papá? —pregunta la pequeña interviniendo en sus pensamientos.
—¿Tú quieres?
—Yo quiero que duermas conmigo —admite tras pensarlo un momento haciendo reír a Aitana.
—¿Crees que papá estará de acuerdo con eso? —Lucía niega sin pararse un instante a dudarlo y se encoge de hombros.
—Es que también quiero que papá duerma conmigo como cuando estábamos en el hospital pero sin estar en el hospital ¿vale?¿podemos? —propone con cierto brillo en la mirada. Posiblemente eso sea lo único que añora de esos meses, abrir los ojos y encontrar a la persona que más quiere en el mundo a pocos metros preparado para cogerla en brazos en el momento que ella quisiera.
—Luego lo hablamos ¿vale, cariño? —concede Aitana viéndose incapaz de negarse tras tal referencia a esa bonita conexión que une al gallego y su hija. Al entrar a la cocina encuentran a Cosme, de espaldas a ellas, preparando algo que la catalana se acerca con cautela a escudriñar— ¿Y esto, papá? —pregunta, rompiendo el silencio y dándole un buen susto al hombre.
—Pues es que como habíais dicho de darle de cenar algo antes de marcharos... Justo estaba pensando que no sé si la peque es alérgica a algo pero suponía que con el calor que hemos pasado le apetecería algo fresquito.
—Puede comer de todo, tranquilo —asegura Aitana acariciando la espalda de Lucía— ¿Has visto lo que hay de cena, amor?¿Te apetece una súper tostada de tomate y unos trocitos de melón con jamón? —La pequeña abre mucho los ojos, estirando el cuello para mirar los platos que hay sobre la encimera, y asiente lamiéndose los labios— Pues parece que has acertado, papá.
—Siéntala, entonces, en un taburete de la isla y que cene.
La pequeña prueba la tostada que el padre de Aitana le ha preparado, y abre mucho los ojos dando claras señas de que le ha encantado. Por eso, como su papá le ha enseñado, agradece al chef su receta.
—Hija, me vas a tener que traducir... —pide Cosme tras ver signar a la pequeña.
—Ha dicho "Gracias, Cosme, está súper riquísima" —confirma la catalana con una sonrisa.
—¿Ha dicho mi nombre? A ver, a ver ¿cómo es?
—Lucía, mi amor, vamos a enseñarle a mi papá su signo, ¿quieres? —pregunta Aitana a la pequeña acompañando sus signos con su voz para hacer partícipe al catalán.
La niña asiente emocionada mientras repite el signo que hace poco ha elegido para referirse a él. El hombre la mira enternecido mientras intenta reproducir el signo con la ayuda de la pequeña, que corrige la posición de sus manos para que lo realice correctamente.
—Y el suyo es este ¿no? —pregunta imitando lo que más ha visto hacer a su hija. Aitana asiente repitiéndolo una vez más— ¿Y tú? —Aitana reproduce, en esta ocasión, el que la pequeña le asignó— Muy acertado lo del flequillo, sí señor —ríe Cosme—. ¿Ya le has contado que tú siempre, siempre, siempre has llevado flequillo?
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Inefable.
FanfictionAitana se haya en una lucha interna entre algodones para ser alguien siendolo ya todo. Ansía menos de lo que tiene pero pudiendo lograrlo por sus propias manos. Lo mires por donde lo mires la vida de Luis no se torna nada fácil. Su historia es, prec...