Tenía una semana de descanso hasta el próximo concierto y su intención era, aún antes siquiera de saber nada de lo que había ocurrido, pasarla en Madrid y aprovechar esos días para que su caprichosa amiga no tuviera ocasión de echarle en cara que se hubiera olvidado de ella. No se habría imaginado jamás, cuando llamó al padre de la chica para orquestar la sorpresa que pretendía darle, que sería él quien se la llevaría al enterarse de que Diego acababa de morir hacía apenas unos días.
No le tembló la mano en cancelar el viaje a la capital para la única entrevista que tenía previo a sus vacaciones express y cogió el primer vuelo a la ciudad catalana dispuesto a llegar cuanto antes.
Aitana es incapaz de dejar de agradecerle constantemente su compañía cada uno de esos siete días. Semana en la que ha estado prácticamente encerrada en casa de su padre a excepción de las veces que Santi le invitaba a ir a su hotel o, más que invitar, el término correcto sería arrastrar, a ir cenar a cualquier lado para que le diera un poco el aire. Horas y horas aguantando sus subidas y bajadas emocionales, las dudas hasta de sí misma o, incluso, el desconcierto que le provocan sus sentimientos por cierto gallego y su actitud.
Y es que, a pesar de que Tiago se ha esforzado en que no le dé demasiadas vueltas al asunto justificándole hasta un punto que casi no parecía tener cabida ni sentido, no puede evitar que le mosquee no haber vuelto a hablar con Luis desde la noche que vieron Dumbo junto a Lucía.
No deja de pensar en si hizo algo que pudiera molestarle, es lo único que se lo ocurre. Es cierto que a tres días de hacer una semana que no le veía ni tenía noticias suyas le entró la paranoia de que algo hubiera pasado y, por algún motivo, nadie hubiera pensado en avisarla, pero calmó su temor tras preguntarle a Amaia puesto que, su primera opción, Miriam, seguía por tierras malagueñas y no sabía nada del tema.
Así que, de nuevo, vuelve a rememorar cada una de las cosas que dijo aquella noche. Había pasado la tarde con su padre y Santiago, entre los tres organizaron su vieja habitación y el lugar para los invitados volvió a parecerse al espacio que ella ocupaba con anterioridad. No se libró del interrogatorio del mayor de ambos sobre ese supuesto amigo con el que había pasado unos días y Tiago, especialmente divertido porque tenía una muy buena intuición, no dudó en aportar su pequeño granito de arena.
De poco servía que ella repitiese hasta la saciedad el calificativo que detestaba usar acompañado del nombre de Luis, que esquivase las bromas entre su padre y el argentino o que negase cualquier tipo de insinuación. Palabras que no significaban nada para ambos frente a la sonrisa que la del flequillo intentaba ocultar, la única diferencia entre ellos fue que su padre lo dejó pasar pero Santi retomó el tema poco después al volver a quedarse a solas con su amiga.
—Si te conoceré yo... —chuleó divertido cuando ella acabó reconociendo sólo cierta parte.
—Mira, sólo te lo digo porque esta noche le he prometido a la niña que iría a ver una película con ellos y... Bueno, ya conoces a mi padre, como le diga eso se me hacen las tres de la mañana con las preguntitas —suspiró dejándose caer en la cama—. Vaya tela, veintitrés años y evitando el interrogatorio de papá ¿que me ocurre? Yo ya había salido de esto.
—Mujer, tampoco es para tanto, si a tu padre le hace gracia... —intentó suavizar el chico.
—Ya, si no digo eso, sólo es que... ¿Cómo he acabado aquí? Yo tenía mi casa, iba a vivir con mi novio e incluso estábamos a punto de planear las vacaciones para este verano ¿sabes? Es que ha pasado todo demasiado rápido, aún estoy un poco desorientada —Santi la abrazó sin hablar porque ¿qué podía decir ante la crudeza del palo que le había dado la vida? Poca cosa si no nada.
—Bueno, si te sirve de consuelo yo te cubro con papá Cosme, dile que vamos a cenar por ahí o algo.
—Eres el mejor —susurró Aitana sin soltarse de su torso hasta que el chico empezó a hacerle cosquillas.
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Inefable.
FanfictionAitana se haya en una lucha interna entre algodones para ser alguien siendolo ya todo. Ansía menos de lo que tiene pero pudiendo lograrlo por sus propias manos. Lo mires por donde lo mires la vida de Luis no se torna nada fácil. Su historia es, prec...