Vuelve a echar un vistazo a la pantalla sintiéndose culpable por estar preocupada por semejante tontería cuando tiene, temblado en la cama frente a ella, a una persona con fiebres tan altas que ni las tres mantas que le cubren son suficientes para quitarle los escalofríos. Pero es que sabe que la ha cagado, es prácticamente imposible que no la haya escuchado gritar y haberse encontrado la llamada colgada sin un solo mensaje no puede ser buena señal.
—Aiti... —susurra Diego con los ojos cerrados al oír el tintineo de las llaves en el pomo de la puerta principal.
—Tranquilo, yo me encargo —asegura saliendo de la habitación cerrando tras de sí. Julia barre el comedor con la mirada y, justo al recaer en los ojos de la catalana, esboza un mohín con el labio.
—¿Qué ha pasado?
—Nada —miente la del flequillo secándose el sudor de las manos contra la tela del pijama que se ha puesto apresuradamente— Diego estaba cansado y se ha metido ya en la cama, me ha pedido que te diga que le disculpes por no darte las buenas noches.
—¿Seguro? Aitana...
—Seguro —afirma mirándola a los ojos con pesar— ¿Por qué no te vas a descansar tú también? Nos hace falta a todos.
—No voy a poder dormir... —sonríe de lado sintiéndose comprendida por la chica— Hace ya un tiempo que tú y yo no dormimos.
—Si ese fuera todo el problema... —Los brazos de Aitana se envuelven en la cintura de la hermana del chico y reposa la barbilla sobre su hombro— Hasta mañana, Juls.
—Hasta mañana, bonita.
La mayor de ambas se escabulle en la cocina y, aprovechando el momento, Aitana vuelve a colarse en la habitación en la que Diego está acostado. Este hace un esfuerzo sobrehumano para abrir los ojos al oír el contacto de la madera contra el marco y suelta un suspiro cuando ella le asegura que no tiene de qué preocuparse.
—Se te ha pasado un poco... —observa la chica sentándose al borde del colchón.
—Siento el susto.
—Pues no lo sientas, Diego, para esto estoy aquí —asegura encogiéndose de hombros— . Ojalá no fuera necesario estar aquí por lo que estamos.
—¿Qué crees que estaríamos haciendo de no haber pasado... Esto?
—Cenar chino —bromea Aitana apartando un mechón de pelo rojizo oscuro que cubría la frente del chico—, o estar en el cine, hoy es sábado.
—¿Crees que seguiríamos juntos?
—Claro ¿tú no?
—No lo sé —susurra en un suspiro—, no me esperaba que dijeras eso.
—Que anoche te contase ciertas cosas que han pasado en mi vida no quita que, de no haberte ido, eso nunca habría ocurrido.
—Quién sabe, quizás sí —sonríe de lado al notarla incómoda con la conversación y, por mucho que le duela, hace el esfuerzo para que esa sensación se evapore— No te dije nada ayer pero me alegro mucho que estés feliz, me da igual de la forma que sea.
—No tenemos que...
—Sí, Aitana, no tiene que ser un tabú —suspira acomodándose un cojín en la espalda—. Me hizo un poco de daño, no te voy a mentir, pero lo he estado pensando mucho hoy y no es justo echarte las culpas de nada.
La catalana le observa en silencio. No puede rebatir la última frase porque, sin saber que eso siquiera había pasado por su mente, está de acuerdo con que Diego no tiene ningún derecho a recriminarle que sus sentimientos hayan cambiado de alguna forma. Aun así, y a pesar de sus palabras, ese nudo en la garganta no parece tener intención de diluirse.
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Inefable.
ФанфикAitana se haya en una lucha interna entre algodones para ser alguien siendolo ya todo. Ansía menos de lo que tiene pero pudiendo lograrlo por sus propias manos. Lo mires por donde lo mires la vida de Luis no se torna nada fácil. Su historia es, prec...