Viaje aterrador

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*basado en una historia real

El agua siempre me gustó mucho. Su textura tocando mi piel desnuda, calmaba mi alma. Me gustaba que todo estuviera oscuro, sentir la suavidad del agua por mis párpados. Era como una caricia constante. Quería estar allí eternamente.

Entonces en uno de aquellos felices días de otoño, todo cambió.

Sorpresivamente y sin mi consentimiento, me obligaron a hacer un viaje hacia un lugar tan distinto.

Estuve toda la noche peleando por quedarme.

Era tanto mi desesperación, que creí estar adentro de una pesadilla. Fue la primera vez que me dio miedo la oscuridad. Me estaban obligando a marcharme. El agua que me rodeaba, fue quedando en mi pasado; en lugar de sus caricias, sentía por mi piel algo mal oliente y resbaloso, que me causaba asco y repudio.

Quería volver, insistía en volver, pero ya no podía moverme. Me obligaron a ir rápidamente hacia un túnel, las paredes eran tan angostas que me impedían cualquier movimiento. Fue ahí cuando empecé a escuchar todas las voces, duras y fuertes. Mis oídos dolían, mi estómago se retorcía con el olor horrendo. Y cuando sentí que algo aplastaba mi cabeza, pensé que moriría, pero entonces supe que había llegado a mi destino.

El lugar era horrible. La luz me cegaba. Los ruidos, el olor, la suciedad pegada por mi piel, eran insoportables.

Por eso lloré muchísimo. ¿Qué más podía hacer?

Ahora han pasado 37 años desde aquel día. Yo sigo llorando.

Nadie sabe cuánto extraño mi hogar. Hogar que he perdido para siempre.

 Hogar que he perdido para siempre

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Un viaje a través de mis MicrocuentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora