El trabajo de escuela consistía en plantar un poroto en un envase de yogurt. Pedro estaba súper entusiasmado con su tarea, así que él fue el primer alumno en plantar.
Fue pasando los días y cuando iba al colegio todos sus compañeros hablaban de sus plantitas, pero eso le hacía sentir triste porque su plantita parecía que no quería crecer.
Un día antes de presentar el trabajo en la escuela, Pedro durmió con la esperanza de que de un momento a otro su poroto germinaría. Entonces, un poco antes de despertar, soñó algo increíble y muy real. Luego de eso despertó muy contento. Su papá no entendía por qué Pedro estaba tan feliz.
Cuando salió de casa, llevaba su envase de yogurt con mucho orgullo.
Cuando la profesora llegó a su pupitre para examinar su trabajo, ella le preguntó qué había pasado, por qué no creció su plantita. Entonces Pedro la miró, muy seguro de sí mismo, y dijo: "Claro que creció, pero creció al revés." La maestra encontró tan ingeniosa su respuesta que decidió aceptar su trabajo y darle un buen puntaje.
Cuando llegó en su casa y le dijo a su papá que había recibido una excelente calificación, su padre se quedó sin palabras. Hasta hoy nadie de su familia entiende qué sucedió.
Ahora Pedrito quiere plantar un árbol muy grande, "que llegue hasta Japón", dice él. Aunque todavía está indeciso si elige un alerce o un roble, ¡ya tiene el patio listo para el plantío!
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Un viaje a través de mis Microcuentos
Ficción General¿Te cuento un cuento? Entra para viajar por estas páginas donde en tan solo un minuto podrás sentir y vivir lo que tu imaginación o pensamientos te quieran pintar. Porque aquí lo único que haré será escribir, ¡todo lo demás te toca a ti! Microcuen...