Él estaba sentado con su guitarra en la mano, tocando aquella canción que siempre cantaba de camino al trabajo, pero para mi disgusto, él nunca terminaba la melodía.
Yo me escondía cerca de su oreja derecha, porque desde que tomé la píldora de narradora estrella, podía seguir a mis personajes donde sea que estuvieran. Me la gané en un concurso, y al tomarla, me quedé del tamaño de una hormiga. Volvería a mi tamaño normal cuando la historia llegase a su fin.
Como me encanta los Beatles, quise escribir sobre un guitarrista que cantaba una de mis canciones favoritas: In my life. Elegí con cuidado un personaje, y luego de crearlo, me escondí detrás de sus anteojos para susurrarle partes de la canción, de modo que se le ocurriese tocarla.
A principio todo parecía ir de maravillas, pero entonces mi carrera como escritora parecía fracasada.
¿Cómo decirle que si no la termina de tocar, nunca volveré a mi tamaño normal?
Después de cantarla toda la noche, lo único que logré fue terminar dormida adentro de su oreja repleta de cera.
—El final, ¡the end! —le dije por última vez cuando desperté.
—And in the end
The love you take
Is equal to the love you make —fue lo que lo oí cantar magníficamente bien.—No importa —pensé resignada—Si es para escuchar algo así, vale la pena quedarme.
Y desde entonces mis diminutos dedos no han escrito nada más. Pero soy dueña de un cantante, y con esto me basta.
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Un viaje a través de mis Microcuentos
General Fiction¿Te cuento un cuento? Entra para viajar por estas páginas donde en tan solo un minuto podrás sentir y vivir lo que tu imaginación o pensamientos te quieran pintar. Porque aquí lo único que haré será escribir, ¡todo lo demás te toca a ti! Microcuen...