El salto

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Habíamos ensayado este salto desde que yo era muy pequeño. Mis padres me daban clases y junto a ellos "volábamos por el aire", descendíamos en bosques vírgenes, caminábamos juntos, explorando lugares desconocidos. Yo era feliz junto a ellos.

Poco a poco fui creciendo, mis padres se fueron alejándo de mí, casi no los veía, y a decir verdad, ya no los extrañaba tanto. Me sentía independiente y feliz. Me sentía grande.

Un día, a mi padre lo asesinaron, fue un golpe muy duro para mí. Por fin vi frente a mí la realidad, y dolió sentirlo así. ¿Acaso este sería también mi destino?

Después de pocos días de la muerte de mi padre, mi mamá desapareció. Salió por la noche mientras yo dormía, y nunca más volvió. Ya no supe más de ella. La extraño, la verdad es que siento que la necesito aquí.

Hoy he decidido huir. Siento que el peligro me persigue día a día. Nunca más me sentí tranquilo desde que estoy solo. Cada día cuando despierto tengo la idea de que será mi último día de vida, por eso me voy. Solo debo esperar el momento correcto. Debo dar el salto perfecto, al lugar perfecto, en el momento perfecto.

¡Es ahora o nunca! ¡Me voy!

—¡¡Milena!! Acabo de ver un tremendo piojo saltando de la cabeza de tu hermana para la tuya. ¡Ya no soporto más que ustedes tengan esa asquerosidad. Déjame matarlo, y hoy mismo les pondré un tratamiento antipiojos para acabar con esto.

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Un viaje a través de mis MicrocuentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora