—Mira, no estoy cansada de girar para un lado y para otro, ni de las músicas clásicas, como lo estás tú. Mi problema es el color. Realmente odio el color rosado, nunca me gustó, y estar de rosa todo el día es sofocante.
Y creo que lo más aburrido del mundo, aparte de ver en el espejo cada día este color, es mirar a mi alrededor y que todo sea rosado. ¿Acaso estoy en la casa de Barbie o algo así?
Durante el espectáculo pasado, estuve a punto de detenerme. Tenía hasta náuseas, dolor de cabeza... ¡todo por ese maldito color rosado!
Imagino que el día que me muera, hasta mi ataúd será de este color. La verdad es que seguramente moriré muy joven, porque siento que he llegado a mi límite.
Lo más triste de la historia es que me gusta lo que hago, me encanta el ballet, pero si todo fuera un poco más negro, rojo, o al menos violeta... no rosado.
—Oye, sé que no te gusta este color, pero a mí sí que me gusta. Lo amo. Es mi color favorito. Así que al menos respeta mis gustos, porque me estoy cansando de escuchar tus quejas todos los días; y si esa va ser mi vida, tampoco la soportaré. Si mañana vuelves a reclamar, me iré para siempre. Quedarás sola, y posiblemente abandonada.
Al otro día, Valentina, con una zapatilla de ballet en sus manos, buscaba por toda la casa el otro pie, sin encontrarlo.
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Un viaje a través de mis Microcuentos
General Fiction¿Te cuento un cuento? Entra para viajar por estas páginas donde en tan solo un minuto podrás sentir y vivir lo que tu imaginación o pensamientos te quieran pintar. Porque aquí lo único que haré será escribir, ¡todo lo demás te toca a ti! Microcuen...