52-

35 1 0
                                    

En mal momento llegas -respondió el colérico zumbido tras una pausa-. ¿Qué quieres
de Ygrámul? Como ves, está muy ocupado.
-Quiero ese dragón de la suerte -respondió Atreyu-. ¡Dámelo!
-¿Para qué lo quieres, bípedo Atreyu?
-He perdido mi caballo en el Pantano de la Tristeza. Tengo que ir al Oráculo del Sur,
porque sólo Uyulala puede decirme quién es capaz de dar un nuevo nombre a la
Emperatriz Infantil. Si no recibe ese nombre, morirá y, con ella, toda Fantasia...
También vosotros, Ygrámul, a quienes llaman el Múltiple.
-¡Ah! -llegó desde el rostro como un sonido prolongado-. ¿Ésa es la razón de que haya
esos lugares donde no queda nada?
-Sí -replicó Atreyu-. Así que también vosotros lo sabéis, Ygrámul... Sin embargo, el
Oráculo del Sur está demasiado lejos para que yo pueda llegar a él en el tiempo que
dure mi vida. Por eso os pido el dragón de la suerte. Si me lleva por los aires, quizá
pueda llegar aún a mi destino.
En el enjambre revoloteante que formaba el rostro se pudo oír algo que podía ser una
risa ahogada de muchas voces.
-Te equivocas, bípedo Atreyu. Nada sabemos del Oráculo del Sur ni de Uyulala, pero
sabemos que ese dragón no puede llevarte ya. E incluso aunque no estuviera herido,
vuestro viaje duraría tanto que, entretanto, la Emperatriz Infantil moriría de su
enfermedad. No puedes medir tu búsqueda teniendo en cuenta tu vida, bípedo Atreyu,
sino la suya.
La mirada del ojo de pupila vertical era difícilmente soportable y Atreyu bajó la cabeza.
-Eso es cierto -dijo en voz baja.
-Además -siguió diciendo el rostro sin moverse-, el dragón tiene ya en el cuerpo el
veneno de Ygrámul. Como mucho, le queda una horita de vida.
-Entonces no hay esperanza -murmuró Atreyu-; ni para él, ni para mí, ni tampoco pata
vosotros, Ygrámul.
-Bueno -zumbó la voz-, al menos Ygrámul habrá comido bien otra vez. Pero no es nada
seguro que se trate realmente de la última comida de Ygrámul. Él conoce un medio que
te llevaría en un santiamén hasta el Oráculo del Sur. Que te guste o no, bípedo Atreyu,
es otra cuestión.
-¿Qué quieres decir?
-Es el secreto de Ygrámul. Pero también las criaturas del abismo tienen sus secretos,
bípedo Atreyu. Ygrámul no lo ha revelado nunca hasta ahora. Y también tú debes jurar
que nunca lo revelarás. Porque le perjudicaría a Ygrámul, le perjudicaría mucho a
Ygrámul que se supiera.

La Historia Interminable Donde viven las historias. Descúbrelo ahora