Si es que lo había notado, su padre debía de haber notado ahora, como muy tarde, que
Bastián no había vuelto a casa. ¿Se estaría preocupando? Quizá saldría a buscarlo.
Quizá habría avisado ya a la policía. Quizá transmitirían avisos por radio. Bastián sintió
una punzada en la boca del estómago.
Y, si era así, ¿dónde lo buscarían? ¿En el colegio? ¿Quizá incluso en el desván?
¿Había cerrado la puerta al volver del retrete? No podía acordarse. Se puso en pie para
verlo. Sí, la puerta estaba cerrada y el cerrojo puesto.
Fuera empezaba a oscurecer lentamente. La claridad que entraba por el tragaluz se iba
haciendo imperceptiblemente más débil.
Para tranquilizarse, Bastián anduvo un rato de un lado a otro del desván. Al hacerlo,
descubrió un montón de cosas que, en realidad, nada tenían que ver con el material
escolar que allí había. Por ejemplo, un viejo y abollado gramófono de embudo... ¿Quién
sabe cuándo y por quién había sido llevado allí? En un rincón había varios cuadros de
marcos dorados, con arabescos, en los que casi no se veía más que algún rostro pálido y
de mirada severa que se destacaba aquí o allá sobre un fondo oscuro. También había un
candelabro de siete brazos, corroído por la herrumbre, en el que todavía quedaban restos
de gruesas velas que habían formado largas lágrimas de cera.
Entonces Bastián se asustó, porque en un rincón oscuro se agitaba algo. Sólo al echar
una segunda ojeada se dio cuenta de que había allí un gran espejo de medio cuerpo, en
el que se había visto borrosamente reflejado a sí mismo. Se acercó más y se miró un
rato. Realmente, no resultaba muy guapo con aquel cuerpo gordo, las piernas torcidas y
la cara pálida. Movió la cabeza lentamente y dijo en voz alta:
-¡No!
Luego volvió a su lecho de colchonetas. Ahora tenía que acercarse el libro a los ojos
para poder leer.¿Dónde estábamos? -preguntó Énguivuck.
-En la Puerta del Gran Enigma -le recordó Atreyu.
-¡Exacto! Supongamos que has conseguido atravesarla. Entonces -y sólo entonces-
aparecerá ante ti la segunda puerta. La Puerta del Espejo Mágico. Como ya te he dicho,
no te puedo decir nada sobre ella que haya visto yo personalmente, sino lo que he
podido sacar en limpio de los informes. Esa puerta está tanto abierta como cerrada.
¿Parece un disparate, no? Quizá sería mejor decir que no está cerrada ni abierta. Aunque
resulta igual de disparatado. En pocas palabras: se trata de un gran espejo o de algo así,
aunque no está hecho de cristal ni de metal. De qué, nadie ha podido decírmelo. En
cualquier caso, cuando se está ante él, se ve uno a sí mismo... pero no como en un
espejo corriente, desde luego. No se ve el exterior, sino el verdadero interior de uno, tal
como en realidad es. Quien quiera atravesarlo tiene que -por decirlo así- penetrar en sí
mismo.
