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Me resultó muy difícil dejarte con Ygrámul -dijo- pero, ¿qué podía hacer?
-Nada -respondió el dragón de la suerte-. Sin embargo, me has salvado la vida... aunque
sea con algo de colaboración por mi parte.
Y otra vez hizo un guiño, ahora con el otro ojo.
-Te he salvado la vida... -repitió Atreyu- por una hora, porque más no nos queda a
ninguno de los dos. Siento el veneno de Ygrámul cada vez con más fuerza.
-No hay veneno sin contraveneno -respondió el dragón blanco-. Ya verás como todo
sale bien.
-No sé cómo -dijo Atreyu.
-Ni yo -contestó el dragón-, pero eso es precisamente lo bueno. A partir de ahora todo te
saldrá bien. Al fin y al cabo, soy un dragón de la suerte. Ni siquiera cuando colgaba de
la red había perdido la esperanza... y tenía razón, ya ves.
Atreyu sonrió.
-Dime por qué has venido aquí... y no has ido a otro lugar, a otro lugar donde quizá
podrías curarte mejor.
-Mi vida, si la quieres, te pertenece -dijo el dragón-. Pensé que necesitarías una
cabalgadura en tu Gran Búsqueda. Y ya verás: es muy distinto arrastrarse por ahí sobre
dos piernas o, incluso, galopar sobre un buen caballo, y surcar los aires sobre las
espaldas de un dragón de la suerte. ¿De acuerdo?
-¡De acuerdo! -respondió Atreyu.
-Por cierto -añadió el dragón-, me llamo Fújur.
-Está bien, Fújur -dijo Atreyu-, pero mientras hablamos pasa el poco tiempo de que
disponemos. Tengo que hacer algo, pero ¿qué?
-Tener suerte -respondió Fújur-, ¿qué otra cosa si no?
Sin embargo, Atreyu no lo oía ya. Se había desplomado y yacía inmóvil, envuelto en las
blandas curvas del cuerpo del dragón.
El veneno de Ygrámul hacía su efecto.
Cuando Atreyu -quién sabe cuánto tiempo des-pués- abrió de nuevo los ojos, no vio al
principio más que un rostro muy extraño inclinado sobre el suyo. Era el rostro más
apergaminado y arrugado que había visto nunca, pero sólo tenía aproximadamente el
tamaño de un puño. Era de color pardo oscuro como una manzana asada y los ojillos
que había en él brillaban como estrellas. En la frente llevaba algo así como una cofia de
hojas marchitas.

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