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Atreyu», dijo. «Pongo en él toda mi confianza», dijo. «Pregúntale si quiere emprender
la Gran Búsqueda, por mí y por Fantasia», dijo. No sé por qué te eligió a ti. Quizá sólo
un muchacho como tú pueda realizar esa tarea imposible. No lo sé y no puedo
aconsejarte.
Atreyu se quedó sentado con la cabeza baja y en silencio. Comprendía que se le
presentaba una prueba que era mucho, muchísimo más importante que su caza. Hasta
para los mayores cazadores y los mejores exploradores hubiera sido difícil de superar,
pero para él resultaba excesiva.
-¿Qué? -le preguntó en voz baja el centauro-. ¿Quieres hacerlo?
Atreyu levantó la cabeza y lo miró de frente.
-Quiero -dijo con firmeza.
Caíron asintió despacio, y luego se quitó del cuello la cadena con el amuleto de oro y se
la puso a Atreyu.
-Que, ÁURYN te dé el gran poder -dijo solemnemente-, pero no lo utilices. Porque
tampoco la Emperatriz Infantil usa nunca de su propio poder. AURYN te protegerá y
guiará, pero tú no deberás intervenir, porqué tu propia opinión no cuenta a partir de
ahora. Por eso debes ir sin armas. Debes dejar que ocurra lo que tenga que ocurrir. Todo
debe ser igual para ti: mal y bien, belleza y fealdad, necedad y sabiduría..., lo mismo
que es igual para la Emperatriz Infantil. Sólo debes buscar y preguntar, pero nunca
juzgar por ti mismo. ¡No lo olvides jamás, Atreyu!
-¡ÁURYN! -repitió Atreyu con respeto-. Me haré digno de llevar la Alhaja. ¿Cuándo
debo partir?
-Ahora mismo -respondió Caíron-. Nadie sabe cuánto durará tu Gran Búsqueda. Es
posible que cada hora importe. ¡Despídete de tus padres y hermanos!
-No tengo -replicó Atreyu-. Mis padres fueron muertos por un búfalo, poco después de
venir yo al mundo.
- ¿Y quién te crió?
-Todas las mujeres y todos los hombres juntos. Por eso me llamaron Atreyu, que quiere
decir, en palabras del Gran Lenguaje: «Hijo de Todos».

Nadie podía comprender mejor que Bastián lo que eso significaba. Aunque su padre
viviera aún. Y aunque Atreyu no tuviera padre ni madre. Sin embargo, Atreyu había
sido educado por todos los hombres y mujeres juntos y era el «hijo de todos», mientras
que él, Bastián, en el fondo no tenía a nadie... Era un «hijo de nadie». A pesar de todo,
Bastián se alegraba de que, de esa forma, tuviera algo en común con Atreyu que, por lo
demás, no se parecía en nada a él, por desgracia, ni en su arrojo y decisión ni en su
aspecto físico. Y, sin embargo, también él, Bastián, había emprendido una Gran
Búsqueda que no sabía a dónde lo conduciría ni cómo terminaría.

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