5- Prologo 1/10

764 7 0
                                    

Esta era la inscripción que había en la puerta de cristal de una tiendecita, pero
naturalmente sólo se veía así cuando se miraba a la calle, a través del cristal, desde el
interior en penumbra.
Fuera hacía una mañana fría y gris de noviembre, y llovía a cántaros. Las gotas
correteaban por el cristal y sobre las adornadas letras. Lo único que podía verse por la
puerta era una pared manchada de lluvia, al otro lado de la calle. La puerta se abrió de
pronto con tal violencia que un pequeño racimo de campanillas de latón que colgaba
sobre ella, asustado, se puso a repiquetear, sin poder tranquilizarse en un buen rato.
El causante del alboroto era un muchacho pequeño y francamente gordo, de unos diez u
once años. Su pelo, castaño oscuro, le caía chorreando sobre la cara, tenía el abrigo
empapado de lluvia y, colgada de una correa, llevaba a la espalda una cartera de
colegial. Estaba un poco pálido y sin aliento pero, en contraste con la prisa que acababa
de darse, se quedó en la puerta abierta como clavado en el suelo.
Ante él tenía una habitación larga y estrecha, que se perdía al fondo en penumbra. En
las paredes había estantes que llegaban hasta el techo, abarrotados de libros de todo tipo
y tamaño. En el suelo se apilaban montones de mamotretos y en algunas mesitas había
montañas de libros más pequeños, encuadernados en cuero, cuyos cantos brillaban
como el oro. Detrás de una pared de libros tan alta como un hombre, que se alzaba al
otro extremo de la habitación, se veía el resplandor de una lámpara. De esa zona
iluminada se elevaba de vez en cuando un anillo de humo, que iba aumentando de
tamaño y se desvanecía luego más arriba, en la oscuridad. Era como esas señales con
que los indios se comunican noticias de colina en colina. Evidentemente, allí había
alguien y, en efecto, el muchacho oyó una voz bastante brusca que, desde detrás de la
pared de libros, decía:
-Quédese pasmado dentro o fuera, pero cierre la puerta. Hay corriente.

La Historia Interminable Donde viven las historias. Descúbrelo ahora