El grito de los cybermen

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La edad de acero (parte 3)

-Nos han capturado, pero no hay problema, Rose y Pete están por ahí, pueden rescatarnos-dijo sarcástico cuando llegaron a la sala principal, donde Rose y Pete estaban encerrados, rodeados de cybermen.-Bueno, no importa. ¿Estás bien?-preguntó a Rose soltando la mano de Katherine.

-Sí. Pero tienen a Jakie-habló aún apenada.-Llegamos demasiado tarde. Lumic la mató.

-¿Y dónde está el famoso señor Lumic?-quiso saber el Doctor, bastante harto de todo lo que estaba sucediendo.-¿No tendremos la oportunidad de conocer a nuestro amo y señor?

-Ha sido actualizado.

-Así que es como tu-comentó con voz amarga Kathe.

-Es superior. Se ha designado a la unidad Lumic como ciber-controlador.

La compuerta frente a ellos se abrió, de ella salió un cybermen sentado en una silla de metal, era fácil adivinar de quien se trataba.

-Ésta es la Era del Acero y yo soy creador.

En un momento dado, unos gritos de personas se escucharon desde afuera: Mickey y Jake habían logrado liberar a la gente del control de los auriculares.

-Eso es obra de mis amigos-dijo com una sonrisa el Doctor.-Buenos chicos. Señor Lumic, creo que eso es un voto a favor del libre albedrío-terminó guiñando el ojo.

-Tengo fábricas esperando en los siete continentes. Si los auriculares han fallado, los cybermen tomarán a la humanidad por la fuerza. Londres ha caído. Lo mismo ocurrirá con el mundo. Traeré la paz. Paz eterna. Unidad y uniformidad.

-¿Y la imaginación?¿Qué pasa con ella?-contrarrestó el Señor del Tiempo.-Eso que te trajo hasta aquí. La imaginación, la estás matando.

-¿Cuál es tu nombre?

-Soy el Doctor.

-Un título superfluo. No habrá necesidad de doctores. Los cybermen nunca mueren.

-Sí. Ese es el problema-levantó la voz Katherine.-Les has quitado todo lo que les hacen humanos. E incluso las emociones, ¿acaso no te das cuenta de las aberraciones que has creado?

-Parece que Katherine está en racha hoy, porque está acertando en todo-siguió hablando el Doctor.-Lumic, eres un hombre inteligente. Diría genio, si yo no estuviera en la habitación. Pero todo lo que has inventado es para combatir a tu enfermedad. Eso es brillante, es tan humano. Pero una vez que te libres de tu enfermedad y la mortalidad, ¿por qué lucharás? Los cybermen no avanzan. Simplemente se detendrán. Se quedará así para siempre. Una Tierra de metal, con hombres y pensamientos metálicos. Lo que hace que este planeta esté tan vivo es...la gente. Gente corriente, estúpida y brillante.

-¿Estás orgulloso de tus emociones?

-Oh, si-dijo al instante.

-Entonces, dime Doctor, ¿has conocido la pena, la rabia y el dolor?

El rostro de este se volvió más seria.

-Sí. Lo he hecho.

-¿Y hacían daño?

-Sí.

-Puedo librarte. ¿No quieres eso?

-No. Porque sino no sentiría amor. Sería matarme.

¡Allons-y mi querida Katherine! (10° Doctor y Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora