Regreso a la Tierra

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El planeta de los muertos (parte 4)

Aquella fue una mala decisión. Tuvieron que volver corriendo porque Christina había bajado con un sistema de cuerdas. Así lograron que no se matara por culpa de una pared electrificada.


Decidieron dejarla bajar mientras charlaban (porque no había otra cosa que pudieran hacer). Christina se enteró que tenían una cabina azul que viajaba a través del espacio y el tiempo. Pero ellos encontraron un cáliz de oro en su mochila.

El cáliz de Athelstan. Un regalo de Hywel, el rey de los galeses, el primer rey de Gran Bretaña. Pero estuvo guardado en la Galería Internacional durante 200 años.

Por lo tanto, eso convertía a Lady Christina en una ladrona. Y lo hacia porque la gustaba, era su modo de vida.

El Doctor lo desaprobaba totalmente, aunque...él robo la Tardis de su gente. No era quien para hablar.

También descubrieron por qué la nave se estrelló: una de las criaturas quedó atrapada en los ventiladores y causó la caída.

Y estaba abajo con Christina.

Estaba dormido, pero con el calor de su cuerpo estaba subiendo la temperatura.

Logró coger el cristal con la estructura entera, pero la manta la siguió camino arriba. Aunque lo detuvo porque activó la pared electrificada.

Claro que...había más criaturas en la nave. Encima estaba construida toda con un casco de metal, así que se podían mover por la infraestructura alrededor de ellos.

Y se despertaban con hambre.

Se comieron a los dos Tritovoros, dejándolos no otra que escapar.

Ahora se encontraban corriendo por el desierto rumbo al autobús.

Ah, por cierto, el móvil de Katherine estaba sonando.

-Doctor, Kather-

-¡Ahora no Malcom!-gritó la castaña antes de colgar.

-¿Tú siendo grosera?-cuestionó el Doctor extrañado.

-Me has pegado algunas cosas-respondió ella mientras llegaban al autobús.

-¡Por fin!¡¿Dónde habéis estado?!-preguntó Nathan.

-¡Entra, haz que se sienten!-ordenó el Doctor antes de detenerse en la entrada.-Bien, vamos a echar un vistazo.

-Entonces, ¿qué hace el cristal?-quiso saber Christina.

-Oh, nada, no necesitamos el cristal-respondió tirandolo hacia atrás de manera descuidada.

-¡Arriesgué mi vida por eso!-gritó indignada la humana.

-No, no, arriesgaste tu vida por esto, ¡los cepos!-dijo el Doctor mostrándola la estructura, la dividió en cinco partes y colocó cuatro de ellos en las ruedas antes de entrar en el autobús.

-Pero, ¿para qué son los cepos?¿hacen rodar las ruedas?-quiso saber Christina.

-Algo así-contestó Katherine.-Necesitas arreglar eso Doctor-señaló el último cepo, que tenía que ir conectado al volante.

-Sí, lo sé. ¿Tienes un martillo en esa bolsa?

-Faltaba menos.

-Kathe, teléfono-dijo mientras la chica volvía a llamar, poniendolo en altavoz.-Malcom, somos nosotros.

-¡Estoy preparado!

El Doctor alzó una ceja extrañado.

-¿Preparado para qué?

¡Allons-y mi querida Katherine! (10° Doctor y Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora