¡Allons-y mi querida Katherine! (10° Doctor y Oc)

- Atasco -

Atasco (parte 1)

Martha estaba extremadamente feliz cuando descubrió que aún podía quedarse por un viaje más.

Katherine estaba sentada junto a ella en el asiento de la sala de consolas, el Doctor estaba poniendo las coordenadas adecuadas para aterrizar.

-¿Adónde vamos?-preguntó Martha casi saltando en su asiento.

-Mmh, a un planeta nuevo-respondió el hombre sonriendo al elegir el destino.

-¿Podemos ir al tuyo?-cuestionó la chica sin saber lo que eso causaría.

La sonrisa del Doctor vaciló, pero enseguida lo ocultó caminando al otro lado de la consola.

Pero Katherine lo sabía mejor, podía sentir esa nostalgia, al menos por un momento, porque el sentimiento fue empujado lejos.

-No, hay muchos lugares-intentó desviar la atención.

-¡Vamos!-intentó Martha levantándose, Katherine lo hizo también.-El planeta de los Señores del Tiempo tiene que ser digno de una mirada, ¿cómo es?

El Doctor detuvo lo que estaba haciendo, después siguió.

-Es bonito, sí.

Martha no se dio cuenta de su pena y siguió hablando al mismo tiempo que caminaba por la consola.

-Es como, ya sabes, ¿esas ciudades del espacio, todo agujas y esas cosas?

-Supongo que sí-murmuró el hombre, sorprendido cuando Katherine pasó su mano por su brazo, dándole apoyo, cosa que el otro agradeció con una pequeña sonrisa.

-¿Grandiosos templos y catedrales?-siguió preguntando Martha.

-Sí.

-¿Con muchos planetas en el cielo?

El Doctor cogió la mano de Kathe, mirándola a los ojos con una suave expresión.

-El cielo es naranja tostado. Con la ciudadela encerrada en una poderosa cúpula de cristal, resplandeciendo bajo dos soles gemelos. Más allá de eso, las montañas continúan infinitamente. Laderas de hierba de un rojo intenso, cubiertas de nieve-terminó como si la castaña le hubiera preguntado y no la otra chica.

Katherine y Martha se habían quedado embelesadas escuchando la descripción de aquel hermoso paisaje. Y cuando Martha habló, lo hizo en un tono bajo.

-¿Podemos ir allí?

Pero el Doctor cambió enseguida su expresión de nostalgia por una alegre.

-No, ¿qué tendría de divertido para mí? No quiero ir a casa. En cambio,-bajó la palanca de aterrizaje de la consola, haciendo que la Tardis se tambaleara mientras seguía tocando ciertos botones,-esto es mucho mejor. Año 5 mil billones y 53. Planeta: Nueva Tierra. Segundo hogar de la humanidad. A 50.000 años luz de tu antiguo hogar-explicó colocándose la gabardina cuando la Tardis dejó de moverse.-Estamos justo en medio de Nueva Nueva York. Aunque, técnicamente, es la 15° Nueva York desde la original.

Se acercaron a la entrada, a punto de abrir la puerta estaba el Doctor cuando se giró para seguir hablando.

-Así que es Nueva Nueva Nueva Nueva Nueva Nueva Nueva Nueva Nueva Nueva Nueva Nueva Nueva Nueva Nueva York-abrió la puerta de la cabina.-Una de las ciudades más deslumbrantes jamás construidas.

Al salir se encontraron que estaba lloviendo a cántaros.

-Esto es agradable-comentó Martha abrochandose su chaqueta roja.-El Señor del Tiempo en versión deslumbrante.