La niña solitaria

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Temedla (parte 2)

Regresaron a la Tardis ya que el Doctor necesitaba escanear la cosa que atacó a Rose.

-Vamos allá, echemos un vistazo-dijo utilizando el escáner, revisó la pantalla en la que aparecían los círculos de la lengua de los Señores del Tiempo.

-¿Qué dice?-preguntó Katherine.

El Doctor agarró la bolita sacando de sus bolsillos un lapicero. Le dio la vuelta, borrando con la punta una parte de la bolita.

-Grafito, ¡es grafito!-informó el hombre.-Básicamente es del mismo material que un lapicero HB.

-Fui atacada por un lapicero de hacer garabatos-se quejó Rose, aunque el otro la ignoró.

-Una criatura de hacer garabatos,-acercó la bolita a su nariz oliendola,-que está hecho con energía iónica. Lo que sea con lo que tratamos, puede crear cosas y además llevársela. ¿Pero por qué crear una criatura de garabatear?-cuestionó sin poder entenderlo.

-Tal vez fue un error-comentó Katherine pensativa, agarrando la bola, revisandola.-Quiero decir...garabateas sobre algo cuando quieres deshacerte de algo, como un dibujo. Como un...niño...dibujando-murmuró recordando a la niña extraña.-¿Y si...?

El Doctor prestó total atención a la chica. Había notando que ella podía conectar cosas con bastante rapidez, y siempre la escuchaba, sabiendo que lo que iba a decir era vital.

-Tu dijiste que estaba en la calle-lo miró a la cara.

-Probablemente.

-La niña-dijo con seriedad.

-¡Por supuesto!-gritó emocionado antes de volver a mirarla.-¿Qué niña?

-Algo en ella me dio escalofríos-explicó la castaña.-Incluso su madre la miraba asustada.

-Yo también la vi-intentó meterse en la conversación Rose, comenzando a sentirse algo enfadada por la otra chica.

El Doctor ni siquiera la miró, centrándose completamente en la castaña. Con los brazos cruzados en su pecho, se inclinó un poco.

-¿Estás deduciendo?

-Eso parece-respondió ella.

-Te dije que eras muy sexy cuando eras inteligente.

Rose apretó sus puños, pero se mantuvo callada.

X

Katherine, Rose y el Doctor se pusieron delante de la casa de la niña. Tocaron la puerta y esperaron.
Unos minutos después la madre abrió la puerta.

-Hola-saludó con una gran sonrisa el Señor del Tiempo.-Soy el Doctor, esta es Katherine y esta es Rose. ¿Podemos ver a su hija?

-No, no pueden-respondió cautelosa.

-De acuerdo, adiós-dijo al instante el hombre.

Los tres se giraron y caminaron fuera.

-¿Por qué?-preguntó extrañada y a la vez curiosa la madre.-¿Por qué quieren ver a Chloe?

Se pararon de nuevo para que el Doctor pudiera responder.

-Bien, está pasando algo interesante en esta calle, y había pensando, bueno-rectificó,-pensamos, que tal vez le gustaría ayudarnos.

-Sentimos la molestia-se disculpó Katherine.

-Sí, lo sentimos-habló el Doctor.-La dejaremos a solas con sus cosas. Adiós otra vez.

¡Allons-y mi querida Katherine! (10° Doctor y Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora